LA MEDIACIÓN ESCOLAR INTERCULTURAL: EL CONFLICTO DENTRO DEL AULA

LA MEDIACIÓN ESCOLAR INTERCULTURAL: EL CONFLICTO DENTRO DEL AULA

Por Escuela de feminismos alternativos PeriFéricas.   En un mundo cada vez más globalizado y plural, las aulas se llenan de alumnado de orígenes muy diversos. Se trata sin duda de una experiencia enriquecedora, pero esa convivencia desde bagajes culturales, religiosos y nacionales tan distintos en ocasiones genera también conflictos. La mediación intercultural es clave para abordarlos desde una perspectiva respetuosa que consiga integrar las diferencias.

 

¿Qué es la interculturalidad?

Educación intercultural e interculturalismo son palabras que forman parte de manera creciente del vocabulario de muchas personas. Pero, ¿cómo podría definirse la interculturalidad? Podríamos decir que es un proceso de interacción horizontal y sinérgica entre personas o grupos con identidades culturales propias. Este proceso necesariamente ha de venir marcado por el respeto a la diversidad y por la búsqueda de la integración y la convivencia armónicas. Ello no implica, obviamente, que la interculturalidad esté exenta de conflictos, pero lo esencial en esos casos es tener claro que han de resolverse de forma dialogada, a través de la escucha mutua. La interculturalidad, por tanto, se opone radicalmente al racismo, la xenofobia y, en definitiva, a cualquier tipo de discurso o actuación que intente fomentar el odio o la división entre colectivos.

 

La interculturalidad en el aula

La creciente diversidad cultural de buena parte de los países occidentales ha hecho que la mediación escolar se convierta en imprescindible dentro de las aulas, de manera que sirva para convertirse en toda una herramienta a favor de la heterogeneidad y la defensa de las diferencias. En nuestro curso “Mediación escolar: educando en igualdad”, que este año convocamos por primera vez en PeriFéricas, ese vínculo del personal mediador con la creciente interculturalidad en los centros es de hecho una de las claves de toda la formación. Un conflicto escolar intercultural puede darse en diversos ámbitos, siempre que surja una divergencia entre los diferentes grupos culturales que conviven en el centro educativo. El origen de esa divergencia puede deberse a múltiples factores: incomunicación entre familias del alumnado de diferentes culturas y la dirección o el propio alumnado, malentendidos por el código de vestimenta, peleas derivadas de significados políticos o religiosos diferentes entre los contextos de acogida y los de origen… No hay que olvidar que la cultura de la escuela no es la misma que la del hogar, pero tampoco que la escolar de origen. Esa disparidad de valores y percepciones puede resultar difícil de asimilar para el alumnado recién llegado. En este sentido, la perspectiva intercultural es clave en la mediación con niños y niñas, pues permitirá que la totalidad del alumnado, independientemente de su origen, encuentre sentido en la comunidad educativa a la que pertenece, pudiendo acceder a una igualdad de oportunidades real tanto en la propia educación como a posteriori, en la sociedad.  

mediación escolar intercultural

Tipos de mediación escolar intercultural

La mediación escolar intercultural tiene que aplicarse a aspectos muy diversos del funcionamiento diario de cualquier centro: propuestas curriculares, metodológicas, estrategias de convivencia… Su finalidad última es resolver conflictos derivados de la falta de entendimiento entre integrantes de diferentes culturas. Va, pues, estrechamente ligada a lo multicultural. Pero, más allá de la resolución de conflictos en sí misma, también debe favorecer la comunicación, conocimiento e interacción entre las partes implicadas, de ahí que sea esencial que los centros contacten con los servicios de mediación intercultural de su entorno, que les permitirán a su vez acceder a asociaciones o entidades diversas que les ayuden en esta tarea de convivencia intercultural. Existen muy diversos tipos y acciones de mediación escolar intercultural:
  • Búsqueda de relaciones lo más simétricas posibles entre los miembros de las diferentes culturas; lucha contra los fundamentalismos.
  • Consecución de una mayor accesibilidad de los contenidos impartidos para el alumnado no hispanohablante y traducción de los materiales de estudio; preparación de actividades interculturales.
  • Apoyo en la integración social y cultural de todo el alumnado independientemente de su origen nacional, racial o religioso.
  • Establecimiento de canales de comunicación efectivos entre el centro educativo y otras instituciones relevantes, además de las propias familias, incluyendo aquí también acciones de mediación familiar.
  • Creación de estructuras cooperativas que permitan construir cultura común mediante la interacción entre el propio estudiantado.
Se trata, en definitiva, de un trabajo que implica muchos eslabones:
  • El centro previene conflictos interculturales y apoya la formación del profesorado en diversas claves culturales de los lugares de acogida del alumnado;
  • La familia ayuda también a conocer esas claves socioculturales y facilita el acercamiento de sus miembros hacia el centro;
  • El alumnado participa activamente en el desarrollo de actividades que favorecen la interculturalidad y aporta además sus propias ideas y propuestas.

El personal mediador intercultural, en definitiva, debe dinamizar las relaciones entre los distintos agentes escolares en un sentido amplio y tendente a la normalización: todos los agentes escolares deberían estar implicados para crear relaciones inclusivas y respetuosas con las diferencias, para que la mediación de conflictos sea fluida y enriquecedora para todas las partes.

 

La interculturalidad desde el enfoque de género

Las niñas son quienes más a menudo sufren la sanción de sus comunidades de origen en el caso de que provengan de entornos tradicionales donde se las considere depositarias del honor y las tradiciones familiares. Imbricadas en una sociedad de acogida muy diferente a la suya propia, a menudo se encuentran con críticas respecto a sus comportamientos sexuales o indumentarios tanto por parte de su propia familia como de la sociedad de acogida, que puede considerar, en aspectos tan visibles como el velo islámico, que no están correctamente “integradas”, aun cuando esa integración vaya en contra de su identidad. En consecuencia, es fundamental que la mediación intercultural adopte una perspectiva de género para fijarse en las demandas y necesidades específicas de esas niñas.  

 

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