SALUD MENTAL Y SUICIDIO: POR QUÉ IMPORTA LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

SALUD MENTAL Y SUICIDIO: POR QUÉ IMPORTA LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Por Alejandra Neira, pedagoga especializada en igualdad e inclusión con perspectiva de género, con experiencia en proyectos coeducativos e intervención con mujeres en situación de violencia de género y/o en riesgo de exclusión social

En nuestro día a día, nos vemos constantemente inmersas en un vendaval de responsabilidades, expectativas y demandas sociales. En medio de esta vorágine, la salud mental emerge como una necesidad apremiante, un derecho que con demasiada frecuencia queda relegado a un segundo plano. Sobre todo esto Constanza Taccari reflexionó profundamente dentro de las sesiones formativas de la Comunidad Periféricas. En aquel encuentro, dedicado a explorar la intersección entre Salud Mental y Género, Constanza nos desafió a reflexionar sobre el significado de la salud mental y sobre cómo se entrelaza con nuestras vidas diarias. Nos instó a considerar qué hacemos cada día para cuidar nuestra propia salud mental. A través de sus palabras, nos sumergimos en un océano de pensamientos, enfrentándonos con la necesidad de ser conscientes de nuestros límites y de hasta dónde podemos llegar.

Sin embargo, dentro de este panorama me surge la pregunta: ¿Cómo podemos establecer límites en una sociedad que nos inculca constantemente el cuidado hacia los demás? Esta interrogante nos insta a hablar de salud mental con perspectiva de género, pues diferentes aspectos influyen para que la salud de las mujeres empeore, tales como las violencias en el hogar o el espacio público, las cargas de cuidados, una socialización diferencial que en muchos casos influye directamente en una baja autoestima…

 

El suicidio en cifras

En todo el mundo, las mujeres enfrentan una realidad marcada por condiciones de vida más adversas y sufren diferentes discriminaciones y violencias específicas debido simplemente a su sexo, lo que tiene un impacto significativo en su salud. Según datos revelados por la Organización Mundial de la Salud, más del 25% de las mujeres experimentarán un episodio de depresión mayor a lo largo de su vida, en comparación con el 12% de los hombres. Estas cifras arrojan luz sobre una realidad preocupante: la salud mental femenina suele ser considerablemente peor que  la de los varones.

Estos hallazgos se sustentan en datos estadísticos provenientes de diversas fuentes, como la Encuesta de Salud de Cataluña y el Índice de Igualdad de Género, confirmando que, aunque las mujeres vivan más años que los hombres, lo hacen en condiciones de salud más precarias, a pesar de llevar estilos de vida más saludables. Es alarmante observar cómo ellas duplican a los hombres en casos de depresión, por ejemplo.

Los datos del Ministerio de Salud muestran para el caso de España que en 2020 se registraron 3.941 defunciones por suicidio. De estas defunciones, 1.011 corresponden a mujeres y 2.930 a hombres. Este hallazgo sugiere que los hombres tienen una proporción más alta de suicidios consumados en comparación con las mujeres. Sin embargo, según la American Association of Suicidology (2019), las mujeres superan en número los intentos de suicidio no letales en tres veces más que los hombres. Esta disparidad podría atribuirse a las diferencias en los métodos empleados en estos intentos, ya que las mujeres tienden a recurrir más a prácticas como la ingestión de medicamentos, que pueden no resultar en la muerte.

En esta misma línea, la psicóloga Lidia Luna señala que el suicidio a menudo surge de un profundo sentimiento de desesperanza. Reconocer las señales de riesgo y ofrecer ayuda es crucial en la prevención. Es importante abordar el tema con empatía y brindar apoyo sin asumir la responsabilidad completa, buscando ayuda de profesionales o utilizando mecanismos de prevención del suicidio.

En última instancia, es crucial reconocer y abordar las complejas intersecciones entre género, salud mental y violencia de género, ya que esta última tiene un impacto directo en nuestro bienestar psicológico. La medicalización, aunque a veces se presenta como solución, no es suficiente. Debemos crear entornos seguros y de apoyo, así como abordar las desigualdades sociales subyacentes. También es imperativo desmantelar los estigmas y tabúes en torno al suicidio, ya que lo que no se nombra tiende a ignorarse o minimizarse. Es evidente que visibilizar estos temas es esencial para promover la conciencia, el entendimiento y el apoyo mutuo.

 

La relación entre salud mental y violencia de género es innegable, ya que esta última tiene un impacto directo en el bienestar psicológico. Para ahondar en dicha conexión, te invito a explorar el siguiente artículo: https://perifericas.es/blogs/blog/mujeres-y-violencias-radiografia-de-una-realidad
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