¿POR QUÉ LOS HOMBRES ME EXPLICAN COSAS? EL FENÓMENO DEL MANSPLAINING

¿POR QUÉ LOS HOMBRES ME EXPLICAN COSAS? EL FENÓMENO DEL MANSPLAINING

Por Alejandra Neira, pedagoga especializada en igualdad e inclusión con perspectiva de género, con experiencia en proyectos coeducativos e intervención con mujeres en situación de violencia de género y/o en riesgo de exclusión social

Un día, en la acogedora mesa de un bar que sueles frecuentar, rodeada de personas, surge una conversación apasionante. Es un tema que has estudiado con esmero, algo que resuena profundamente en ti. Te preparas para compartir tu perspectiva, para aportar con tu voz sobre un tema del que estás informada. Pero justo en ese momento, un hombre comienza a hablar. Con una seguridad que solo la ignorancia o la masculinidad pueden otorgar, empieza a explicarte tus propias vivencias o aquel tema sobre el que tanto te has informado, desentrañando con palabras vacías lo que tú ya conoces en toda su complejidad. Una explicación tras otra emerge de su boca, mientras en ti resuena un silencio. Es un momento incómodo, donde tu experiencia y conocimiento parecen desvanecerse frente a la condescendencia de su discurso.

¿Te ha sucedido, verdad? Esa sensación de impotencia cuando un varón, sin la más mínima idea o con menos idea que tú, pretende iluminarte sobre algo en lo que tú eres experta. Este fenómeno, tan común y desgastante, tiene un nombre: mansplaining.

El término "mansplaining" fue popularizado por Rebecca Solnit, quien lo abordó por primera vez en su libro Los hombres me explican cosas. En esta obra, la autora reúne experiencias propias y de otras mujeres, en las que los hombres utilizan su privilegio para silenciarlas y explicarles aquello sobre lo que son expertas o tienen un mayor conocimiento. Uno de los relatos más sorprendentes y autobiográficos de la propia autora es cuando, en una fiesta, un hombre le comenzó a explicar su propio libro, un libro que ella misma había escrito y que él ni siquiera había leído, basándose únicamente en una reseña de un periódico. Este incidente ejemplifica perfectamente cómo, dentro de su privilegio, los hombres a menudo asumen una autoridad y una superioridad intelectual y “explican cosas” que ni siquiera se les han preguntado.

El mansplaining no solo es frustrante, sino que también refuerza las desigualdades de género, minando la confianza de las mujeres y desvalorizando sus conocimientos y experiencias. Es tan solo un ejemplo más de la existencia de una jerarquía social, en la que los hombres tienen unos privilegios y un estatus social frente a las mujeres, un privilegio masculinizado, naturalizado y normalizado.

 

Ocupando espacios no verbales

El mansplaining no es la única práctica discriminatoria con la que tenemos que lidiar en nuestro día a día. Otra técnica que ocupa espacios, en este caso no verbales, es el manspreading. El manspreading se entiende como la práctica de algunos hombres de sentarse con las piernas abiertas en el transporte público u otros lugares, ocupando más espacio del que les corresponde.​ Sin duda, una de las imágenes que nos puede venir a la mente es en el autobús. Como consecuencia, ocupar un espacio físico mayor del que te corresponde hace que la persona que esté al lado, generalmente una mujer, tenga que reducir su espacio físico.

Cristina Saiz y Marisol Acosta acuñan el término  womancompressing, entendido como “ la actitud de encogerse o contraerse, tanto en lugares públicos como privados, con el fin de ocupar el mínimo espacio posible, dejando de esta manera lugar para la expansión ajena.” Por lo general, la tendencia a contraerse se observa más en mujeres, mientras que la tendencia a expandirse se atribuye principalmente a los hombres. Esta discrepancia puede ser resultado de una socialización en la que las mujeres son educadas para no molestar y pasar desapercibidas, mientras que se anima a los hombres a tomar más espacio y a no preocuparse por incomodar a los demás.

Estas prácticas, tanto verbales como no verbales, son recordatorios constantes de las desigualdades de género que persisten en nuestra sociedad. Conceptualizar y, por consiguiente, visibilizar aquello que no se había nombrado resulta crucial para comprender la complejidad de estas dinámicas.

Encontrar una voz propia es esencial para romper el silencio al que nos somete la técnica del mansplaining: https://perifericas.es/blogs/blog/encontrar-una-voz-propia-para-romper-el-silencio-de-las-mujeres
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1 comentario

Me pasaba a menudo y con mi marido, y las palabras que mencionas son exactas es frustrante, osea al principio si me mostraba según yo “cordial” por escucharlo, quería ser educada pero ya cuando me quería explicar como dices hasta cosas de mi carrera ya me empezaba ha encabronar como se dice acá en México, hasta que un día explote y se lo dije. cansada de escuchar al “sabelo todo”, mas sin embargo entiendo, su hermano es igual viene de una familia un tanto bastantito hedonistas y egocéntricos . Al menos ya se modera, he alzado mi voz.

arlet raba

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