Por Alejandra Neira, pedagoga especializada en igualdad e inclusión con perspectiva de género, con experiencia en proyectos coeducativos e intervención con mujeres en situación de violencia de género y/o en riesgo de exclusión social
Este libro está dirigido a las mujeres que siguen buscando respuestas, que se ahogan en sus emociones, porque nuestra historia, la historia que compartimos todas, es la de sentirnos incómodas, contrarias, y dudosas. Así comienza la obra de María Florencia Freijo Mal(Educadas), editada por Planeta. La autora nos revela en su ensayo que esa sensación que a menudo sentimos las mujeres de estar cansadas, sobrepasadas y hartas no es algo individual. No te pasa a ti por ser tú; hay un sistema, unos roles de género y unas exigencias sociales que sostienen estos malestares.
La autora pone de manifiesto cómo estas sensaciones son el resultado de una construcción social que ha impuesto expectativas y limitaciones sobre las mujeres a lo largo de la historia. Las mujeres hemos sido educadas para cumplir con roles específicos que a menudo nos dejan agotadas y frustradas, que nos hacen pensar en otras personas en vez de darnos prioridad a nosotras mismas. La presión para ser perfectas en todos los aspectos de la vida —como madres, profesionales, parejas, y amigas— nos lleva a un estado constante de insatisfacción y fatiga.
¿Qué mujer puede afirmar que nunca ha sentido culpa? Culpa por no ser una novia lo suficientemente buena, una madre ejemplar, una hija perfecta, una trabajadora excepcional. En definitiva, una mujer diez en todas las esferas de su vida, pública y privada. Hagas lo que hagas, esa sensación de no ser suficiente, de no estar haciendo las cosas lo suficientemente bien, o la idea de que podrías hacerlo mejor, te atraviesa, te carga y te agota. Nos encontramos ante un sinfín de pesos que llevamos a cuestas desde bien pequeñas y durante toda nuestra vida adulta. La autora lo resume al decir que “tenemos que ser lo suficientemente buenas para el ojo social, pero lo suficientemente sumisas para aceptar cada espacio de desigualdad en nuestras vidas”. Unas desigualdades que acarreamos desde hace siglos y que, pese a los avances en materia de igualdad de género que, al menos en España, hemos ido viviendo en los últimos años, siguen presentes.
Un recurso para compartir y conectar
(Mal)Educadas se posiciona como una herramienta fundamental para repensar cómo somos educadas desde diferentes ámbitos: la sociedad, la educación formal e informal. Nos enseña cómo estos entornos nos condicionan a ceder nuestros espacios y libertades, y cómo sitúan el amor como pilar central, fomentando el miedo a quedarnos solas (todo ello encontrando, por supuesto, con la perniciosa idea del amor romántico que nos han inculcado desde bien pequeñas). Esta "mala educación" nos guía y orienta a tomar decisiones condicionadas por expectativas sociales y culturales y, por tanto, es preciso desmontarla, y este ensayo nos ayuda a hacerlo.
La obra de María Florencia Freijo se convierte en un pilar esencial para reflexionar sobre nuestra educación y los roles de género impuestos. En el club de lectura de la Comunidad Periféricas, por ejemplo, hemos utilizado este libro para compartir experiencias y conectar entre nosotras, poniendo de manifiesto cómo las opresiones que la autora apunta están presentes de manera más o menos directa en todas nuestras trayectorias vitales. A través de sus páginas, hemos explorado las formas en que estos mandatos afectan nuestras vidas cotidianas y cómo podemos empezar a desafiarlos. Se trata, por tanto, de un estupendo recurso para compartir y conectar con otras compañeras con intereses similares, y te lo recomendamos como obra que debería formar parte de tu biblioteca feminista.
El síndrome de la impostora es uno de los ejemplos más claros de cómo la "mala educación" que recibimos las mujeres lastra nuestro talento en la edad adulta: https://perifericas.es/blogs/blog/el-sindrome-de-la-impostora-y-sus-lastres-para-el-talento-femenino