EL DESPOJO DEL DECIR: PEQUEÑA MIRADA SOBRE CÓMO (NOS) CUENTAN LOS MEDIOS

EL DESPOJO DEL DECIR: PEQUEÑA MIRADA SOBRE CÓMO (NOS) CUENTAN LOS MEDIOS

Por Constanza Gutiérrez Casas, licenciada en Comunicación, especialista en semiótica y análisis del discurso. Actualmente vive en Buenos Aires y trabaja como asesora parlamentaria en el Congreso de la Nación Argentina

Días atrás debatimos en la Comunidad PeriFéricas acerca de medios de comunicación y feminismo y aún resuenan en mí algunas de las conclusiones de ese análisis. Compartir aquello resonante es el objeto de este texto. Y es que de una mirada crítica vía el análisis del discurso de la prensa gráfica con mayor circulación en España y Argentina emerge la prioritaria vitalidad del relato mediático en el sostenimiento del sistema patriarcal y machista  al que hemos sido inexorablemente invitadas.

La masculinización del discurso periodístico es el primer rasgo de esa perspectiva: si se trata de un relato que se erige a sí mismo como la construcción de un orden cuya razón de ser existe por fuera de los sujetos que la sostienen, exonerándola a simple vista de la potencialidad de su crítica, el mundo que la prensa relata -y al hacerlo construye- en sus páginas prioritarias es un mundo de hombres, hecho por hombres. En él, privándolo de ser nombrado, se invisibiliza lo femenino de las decisiones públicas, la conducción de los destinos de todos y los debates urgentes de la realidad colectiva. La monopolización masculina de los signos es reivindicada en otros no lingüísticos por el poder performativo de la estética persistente de las imágenes que acompañan los sentidos expresamente dichos: trajes, corbatas, zapatos, la monotonía formal y colorimétrica de las escenas sorprende por su semejanza respecto a sus equivalentes de siglos atrás y domina lo que entendemos por escena pública.

La invisibilización de las desigualdades en el mundo productivo y del trabajo conforma también estructuralmente el discurso periodístico: brecha salarial, techo de cristal, violencia laboral, tareas de cuidado, son categorías excluidas cotidiana y sostenidamente de sus palabras. El periodismo mayoritariamente excluye toda problemática de género, y la margina en cambio a coberturas satelitales, periféricas, en tanto fenómeno de actualidad, atomizado del devenir colectivo y de las dinámicas simbólicas en las que se erige. De este modo, el discurso elude la posibilidad de construcción de un modo de producción que contemple la problemática feminista dentro de sí. Quienes llevan sus riendas supieron transformar los paradigmas de la producción en torno a un virus letal devenido en pandemia, y lo hicieron, primero, nombrándolo: home office, teletrabajo, derecho a la desconexión, fueron algunas de las categorías que acuñaron entonces. No lo hicieron en cambio y por ejemplo, respecto a la desigualdad en la responsabilidad respecto a las tareas de cuidado y su rol prioritario en el sostenimiento comunitario y, claro, productivo. 

 

 

Excluyendo lo femenino del relato

A su vez, los estereotipos o categorías de sentido que performan el mundo al que nos siguen invitando identifican excluyentemente las cualidades para la gestión de lo público -en términos de aquello que es de todos- en lo masculino. Así, excluyen lo femenino en torno a lo sentimental, lo reflexivo, lo doméstico, lo íntimo. Aquello que se dice sobre las mujeres las representa mayoritariamente respecto a lo vincular: refiere a las artistas -escritoras, cineastas, artistas plásticas-, a las mujeres, madres e hijas de, a la reivindicación de las mujeres que todo lo pueden, a historias mínimas de realización en el ámbito público y la esfera íntima. Como si, además, se tratara de un orden infranqueable, fijado de una vez y para siempre.

Por el contrario, la transformación colectiva tiene como dimensión prioritaria la semiótica. Es decir, la reversión del paradigma hegemónico hacia otro en el que seamos parte protagónica para contar(nos). Y en torno a ese nuevo modo de decir resultará indispensable hacernos con el poder de nombrarnos y de llamar a aquello que nos urge, preocupa e interpela.

Apostar por un periodismo con perspectiva de género es clave para que las mujeres seamos leídas y representadas de una manera más igualitaria: https://perifericas.es/blogs/blog/por-un-periodismo-con-perspectiva-de-genero
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