Por Alejandra Neira, pedagoga especializada en igualdad e inclusión con perspectiva de género, con experiencia en proyectos coeducativos e intervención con mujeres en situación de violencia de género y/o en riesgo de exclusión social
Se calcula que alrededor del 1.7% de la población es intersexual, una proporción comparable a la de las personas pelirrojas. Sin embargo, a pesar de este hecho constatado, la intersexualidad sigue siendo en gran medida invisible en nuestras sociedades. Antes de abordar los discursos médicos y los protocolos diagnósticos y tratamientos para bebés intersexuales, es esencial entender a qué nos referimos cuando hablamos de intersexualidad.
La intersexualidad es una variación natural en el desarrollo corporal humano y no debe ser considerada un problema médico, enfermedad o patología, aunque así haya sido tratada durante siglos y hasta la actualidad en ciertos contextos. Las personas intersexuales tienen cuerpos (cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) que no se ajustan a las definiciones típicas de masculino o femenino dentro del sistema binario de género. Algunas organizaciones de personas intersex prefieren describir la intersexualidad como parte de la diversidad corporal. La intersexualidad se refiere a características biológicas del cuerpo y no a la identidad de género ni a la orientación sexual. Las personas intersex pueden tener diversas orientaciones sexuales e identidades de género, independientes unas de otras.
En España, la asignación de sexo a un recién nacido intersexual sigue un conjunto de criterios detallados, tal como lo describe la investigadora Nuria Gregori Flor. Estos criterios incluyen la evaluación de la anatomía de los genitales externos, el cariotipo, el tipo de gónadas presentes (lo que puede afectar a la capacidad reproductiva futura), los resultados endocrinológicos o las respuestas hormonales, la funcionalidad del organismo, las opciones de intervención quirúrgica y las expectativas de las personas progenitoras. En última instancia, la decisión se basa en el juicio de las personas médicas encargadas.
Desafíos en una sociedad binaria
En muchos casos, la decisión de realizar una operación o asignar un sexo específico a un recién nacido intersexual se basa en la apariencia de los genitales visibles y en las expectativas sociales, más que en consideraciones médicas de riesgo para la salud. Esta práctica se orienta hacia la conformidad con normas culturales sobre cómo debe de ser un cuerpo. Dicha elección puede tener repercusiones duraderas en la vida del individuo, que tengan como resultado múltiples intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales. Los protocolos médicos actuales tienden a tomar decisiones rápidas y a menudo irreversibles para ajustar los cuerpos intersexuales a un sistema binario de género. Sin embargo, la falta de consenso y la variabilidad en los enfoques médicos pueden conducir a resultados inconsistentes y a consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las personas intersexuales.
El tratamiento de bebés intersexuales a menudo implica intervenciones quirúrgicas y hormonales diseñadas para adaptar los cuerpos a normas socioculturales específicas. Estas prácticas, que se realizan comúnmente antes de los 18 meses y como consecuencia, sin el consentimiento del individuo, han sido ampliamente criticadas por organizaciones de derechos humanos y defensores de los derechos de las personas intersexuales, quienes argumentan que tales intervenciones pueden provocar daños físicos y psicológicos duraderos, subrayando la necesidad de cuestionar y revisar estos enfoques que tienen más de social que de propiamente sanitario.
En esta misma línea, es fundamental aumentar la visibilidad y el conocimiento sobre la intersexualidad para promover una mayor aceptación y respeto hacia la diversidad. La educación y la sensibilización pueden contribuir a que las personas intersexuales sean reconocidas y respetadas en todas sus dimensiones, y a que los protocolos médicos y los tratamientos se centren en el bienestar de las personas y no en lo que se supone que "deberían ser" a nivel social.
La libertad y la diversidad son claves para asegurar una infancia feliz que respete todas las diferencias: https://perifericas.es/blogs/blog/infancias-libres-diversas