PORNOGRAFÍA FEMINISTA: ¿ALTERNATIVA O CONTRADICCIÓN?

PORNOGRAFÍA FEMINISTA: ¿ALTERNATIVA O CONTRADICCIÓN?

Por Estefanía Ros Cordón, criminóloga y consultora especializada en prevención de la violencia, compliance e igualdad de género. Es la fundadora de Ethikos & Compliance, desde donde asesora a entidades en la protección de menores y la gestión del riesgo en entornos educativos y empresariales

La pornografía ha sido objeto de intensos debates dentro del feminismo. Para algunas corrientes, representa una extensión del patriarcado y la mercantilización de los cuerpos de las mujeres; para otras, ofrece una oportunidad de reapropiación del placer y la autodeterminación sexual. En este contexto surge la pornografía feminista como una propuesta que busca desafiar las dinámicas de explotación y dominación del sector hegemónico de la industria. Sin embargo, cabe preguntarse si realmente representa una alternativa ética o si, por el contrario, constituye una contradicción dentro del movimiento feminista.

Como menciona Alba Alfageme en su artículo "La pornografía colonizadora", la pornografía hegemónica ha copado las representaciones del deseo y la sexualidad, imponiendo narrativas que perpetúan la desigualdad de género. La mayoría de los contenidos disponibles presentan una visión androcéntrica del sexo, donde la mujer es reducida a objeto de placer masculino, una representación que no solo refuerza estereotipos de género, sino que también normaliza la violencia y la coerción como parte de la experiencia sexual.

Desde una perspectiva feminista radical, la pornografía no puede ser reformada porque su esencia es la explotación de los cuerpos. Autoras como Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon han argumentado que la pornografía refuerza la subordinación de las mujeres y contribuye a la cultura de la violencia sexual. Para estas posiciones, la idea de una "pornografía feminista" es una contradicción, ya que el medio mismo perpetúa la opresión estructural.

Frente a esta crítica, algunas creadoras han intentado replantear la pornografía desde un enfoque más inclusivo y consensuado. La pornografía feminista busca desafiar los modelos tradicionales a través de la representación de cuerpos diversos, el placer femenino y la producción con condiciones laborales justas para actores y actrices. En lugar de una narrativa centrada en la dominación masculina, la pornografía feminista intenta explorar la sexualidad desde el consentimiento y la reciprocidad. Algunas directoras, como Erika Lust han promovido un tipo de cine para adultos que prioriza la autenticidad y la diversidad. Este tipo de producciones desafían los guiones estandarizados de la industria tradicional y buscan ofrecer una visión más realista y equitativa de la sexualidad.

 

Los límites del mercado y la apropiación capitalista

No obstante, una crítica válida a la pornografía feminista es que, al operar dentro del  sistema capitalista, sigue dependiendo de la lógica de la oferta y la demanda. Aunque se implementen principios éticos en la producción, sigue existiendo el riesgo de que estas iniciativas sean absorbidas por la industria mainstream y pierdan su esencia transformadora. Además, la existencia de un consumo masivo de pornografía feminista no garantiza que el resto del mercado cambie sus prácticas.

Por otro lado, la difusión de estos contenidos sigue siendo un reto, ya que las grandes plataformas de pornografía continúan promoviendo material basado en dinámicas de desigualdad y, en este sentido, si la pornografía feminista no logra acceder a un público amplio, su impacto puede ser limitado.

La pornografía feminista se enfrenta, pues, a un desafío complejo: reformar una industria que históricamente ha sido una herramienta de dominación. Si bien representa un intento por ofrecer alternativas más éticas y diversas, su existencia no disuelve las críticas estructurales a la pornografía como mecanismo de subordinación de las mujeres.

A pesar de sus limitaciones, la pornografía feminista abre una conversación necesaria sobre la autonomía sexual, el consentimiento y las representaciones del deseo. Quizá el verdadero cambio no resida solo en producir un nuevo tipo de pornografía, sino en cuestionar el papel que esta cumple dentro de nuestra cultura y replantear colectivamente nuestras concepciones sobre el placer y la ética sexual. 

En este otro artículo nos preguntamos por la conexión entre pornografía y discurso del poder: https://perifericas.es/blogs/blog/la-pornografia-y-el-discurso-del-poder

 

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.