POR UNA POLÍTICA MÁS FEMINISTA

POR UNA POLÍTICA MÁS FEMINISTA

Por Rebeca Santamarta, comunicadora y protocolista, actualmente en formación en marketing digital. Madre y defensora de una crianza respetuosa, en comunidad y feminista 

Pasadas ya unas semanas del último periodo electoral y aproximándonos al siguiente ya de ámbito nacional, podemos hacer un análisis en clave feminista de la situación de las mujeres en España con el foco puesto en la política.

Si bien este gobierno nació autodenominándose como el más feminista de la historia, la realidad es que la situación para las mujeres no ha mejorado como era esperado durante estos años, con la aprobación de leyes que incluso han provocado las críticas dentro del propio feminismo.

La crispación y violencia verbal a nivel político y de los medios ha polarizado una sociedad que se encontraba en una expectante calma y mucha de la tensión ha dirigido su malestar hacia el feminismo. La sociedad patriarcal en la que nos movemos hace que la mujer siga siendo la diana elegida para los ataques más virulentos y personalizados también en el ámbito político, lo que hace que su presencia sea cuestionada a cada decisión o mensaje que intenta transmitir, estando la crítica a la persona incluso por encima de las siglas. El ataque y acoso a las mujeres, junto con su invalidación profesional, provocan una infravaloración de perfiles altamente preparados que tienen que gestionar su labor a la vez que su exposición pública.

Este acoso a la mujer se ve incrementado cuando se trata de defender los derechos y reivindicaciones clásicas del feminismo. Con un aumento de los casos de violencia contra la mujer en el ámbito familiar pero también a nivel escolar y de calle, el avance de los mensajes negacionistas y de denigración de la lucha feminista han creado un clima de crispación e inseguridad a todos los niveles.  

Necesitamos una política realmente feminista, que no considere a la mujer como un grupo de interés sólo a nivel electoral, sino que la incorpore al discurso del día a día como la mitad de la población que es. El feminismo busca la igualdad reivindicando el poder de la mujer en sí misma, potenciando sus cualidades, y no como un colectivo específico y homogéneo.

Hacen faltas políticas que pongan los cuidados y la conciliación en el centro para que se potencie el desarrollo real de la mujer, liberándola de condiciones de desigualdad como los contratos precarios y las limitaciones que la maternidad supone para su carrera profesional y personal.

El Ministerio de Igualdad logró aprobar leyes en materia de derechos que sin embargo no consiguieron la unanimidad social o política por no tener en cuenta las necesidades o escuchar las verdaderas reivindicaciones feministas, y que han provocado las críticas de la derecha pero también de las bases de un feminismo que se rebeló en la pasada campaña electoral y que ha tenido eco en distintos resultados electorales.

 

La necesidad de un feminismo unido

Si bien las reivindicaciones feministas son claras, la manera en que estas afectan a cada ámbito de la vida provoca que no haya una unanimidad en las formas ni en los intereses. Pero si queremos que no haya retrocesos en los derechos ya adquiridos, es necesario que nos unamos y reivindiquemos que otra sociedad más respetuosa con los derechos femeninos es posible, a fin de recuperar el terreno perdido. Que se aplique la perspectiva de género a la economía, medicina, educación, acudiendo a expertas y profesionales, hará que el conjunto de leyes y normativas que salgan adelante nos acerquen a nuestro objetivo.

Porque quizás no necesitemos jornadas laborales de cuatro días, sino jornadas con flexibilidad horaria; porque quizás el problema esté en hablar de “la baja laboral por la regla” en vez de en estudiar la reacción del cuerpo femenino antes vacunas, tratamientos o enfermedades; porque quizás necesitemos defender nuestros espacios y no perderlos; porque quizás necesitemos leyes más duras contra acosadores y acusados en violencia de género. Porque si la educación empieza en casa, necesitamos una sociedad que, en su conjunto, esté educada en la igualdad. Y como lo personal es político, en la política, también, empieza el cambio.

La exclusión de los puestos de poder, en todos los ámbitos, sigue siendo uno de los grandes desafíos a los que continuamos enfrentándonos hoy en día las mujeres:
https://perifericas.es/blogs/blog/la-exclusion-de-las-mujeres-de-puestos-de-poder
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