Por Constanza Taccari, psicóloga, especialista en formación y orientación laboral y consultora en igualdad, diversidad e inclusión. Como orientadora laboral, acompaña a mujeres migrantes en su inserción y desarrollo profesional en España
En el año 1942, en Parma (Italia) nacía Silvia Federici, quien años después se convertiría en una gran profesora, pensadora, activista, y en una de las mentes más brillantes del feminismo. El trabajo reproductivo y de cuidados que realizan las mujeres en todas partes del mundo ha sido el tema central de sus estudios y producciones, tema al cual la autora ha dedicado gran parte de su vida y de su obra. Con su famosa frase “eso que llaman amor, es trabajo doméstico no remunerado” marca un antes y un después en las formas de pensar y entender las relaciones entre el trabajo productivo y reproductivo, poniendo en tensión las estructuras más básicas que organizan y sostienen nuestras sociedades.
Entre sus principales obras podemos encontrar Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004) y Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (2013), obras sumamente importantes para el feminismo, que abren las puertas a reflexiones y debates sobre el reconocimiento del trabajo doméstico y lo que la autora llama la “lucha por los comunes”.
Uno de los temas que atraviesa la obra de Silvia Federici es el estudio y el análisis de la persecución a las mujeres que fueron acusadas de realizar brujerías. Mujeres que de las que sabemos poco, pero cuyas historias son ejes centrales para comprender muchos factores que determinan nuestras realidades actuales. En una entrevista reciente, la autora nos recuerda que hoy existe lo que ella llama una nueva “caza de brujas”: nuevas persecuciones a mujeres en diferentes partes del mundo, muchas de las cuales son ejecutadas a partir de los cambios que ha generado la globalización y el avance del capitalismo. Un capitalismo que intensifica los conflictos sociales existentes y cuyas principales víctimas son las mujeres, en especial las mayores, que dejan de ser “productivas” y pasan a ser vistas como una carga para la sociedad.
La construcción de una sociedad de cuidados
Uno de los temas más estudiados por Silvia Federici a lo largo de toda su vida ha sido la economía de los cuidados. Sus interesantísimos aportes son la base sobre la cual hoy seguimos pensando, escribiendo y construyendo saberes. Con sus obras pioneras, Silvia ha abierto un camino que luego recorrerían muchas otras investigadoras feministas, y que siguen resonando en nuestra actualidad.
¿Cómo se organizan los cuidados en nuestra sociedad? ¿Quién cuida a quién? ¿De qué manera lo hace? ¿Qué recursos entran en juego a la hora de hablar de cuidados? ¿Qué importancia se les otorga a las tareas domésticas y de cuidados a nivel social, político y económico?
“Las mujeres hemos estado siempre aisladas en el proceso de la reproducción. Nos hemos sentido muy derrotadas y sin esperanza. Pero cuando empezamos a juntarnos y a participar del movimiento feminista, a comunicar nuestro sufrimiento, conocimiento, experiencia… se crea una infraestructura que nos da la fuerza para continuar, que nos hace comprender por qué luchamos, que nos da un poco de felicidad. Porque cuando estás sola en tu casa ya no puedes imaginar, la imaginación se corta. Saber que no estás sola enfrentándote a tus problemas es una cosa muy diferente”.
Según la autora, una de las claves para poder construir una verdadera sociedad de cuidados es romper con la falsa dicotomía que separa la esfera pública de la privada, el trabajo productivo del reproductivo, el trabajo asalariado del no asalariado. Según Silvia Federici, crear una sociedad de cuidados significa luchar para revalorizar y poner la vida en el centro. Para esto, es necesario comprender que hoy en día la vida está muy desvalorizada e invisibilizada… Y el escaso valor que se le otorga al trabajo reproductivo es una clara muestra de ello.
Silvia Federici nos invita, una y otra vez, a pensar en otros modos de relacionarnos y de cuidarnos entre personas, a la vez que reivindica un feminismo que sea capaz de combatir todas las formas de exclusión que siguen existiendo actualmente. En definitiva, se trata de apostar por un feminismo que construya una sociedad basada en el bien común.
En pleno siglo XXI, las mujeres seguimos siendo las grandes cuidadoras del mundo. Sobre ello reflexionamos en el siguiente artículo: https://perifericas.es/blogs/blog/las-mujeres-cuidadoras-del-mundo