MIEDO Y ASCO EN ESPAÑA: UNA REFLEXIÓN FEMINISTA SOBRE EL ASCENSO DE LA ULTRADERECHA

MIEDO Y ASCO EN ESPAÑA: UNA REFLEXIÓN FEMINISTA SOBRE EL ASCENSO DE LA ULTRADERECHA

Por Rebeca Pérez Pico, gallega, feminista en construcción y técnica de igualdad

Ellos entran clavando sus principios cual bandera en tierra conquistada. Solo su filosofía es “la correcta, la adecuada”. Cada vez que se expresan, escupen odio, cada vez que consiguen acceso (pensábamos que tampoco tanto), recortan derechos, merman libertades, hacen retroceder, unos 40 o 50 años, la parcela del Estado que alcanzan (tanto a nivel social, como cultural y medioambiental…). Son el “hombre del saco” reinventado. Son “El Coco”, son… Espera un momento, pero ¿de verdad lo son?

Está claro que lo son para su otredad: para las mujeres, para las feministas, para los hombres no normativos y los aliados, para los colectivos LGTBI+, para la inmigración y para las personas con menos recursos o en situación de exclusión social, para el pluralismo nacional, para las minorías en general…

¿En general? ¿Acaso no solemos hablar del “1%” de clases privilegiadas? ¿Qué más minoritario que eso?

Y, sin embargo… van ampliando cota de espacios de poder y gobernabilidad a una velocidad que parecería impensable para un país en el cual, ni siquiera hace medio siglo, comenzaba a salirse de una dictadura… Pues, ahora, vienen a imponerla de nuevo a costa de azuzar el miedo y el asco de las personas “de bien” frente a esa otredad que apenas despuntaba, con verdadera ilusión, su llegada al discurso político, su aparición tímida en las leyes. Pero, no te equivoques, no me refiero al miedo y asco de esas personas “de bien”. ALUDO A MI MIEDO, A MI ASCO frente a esta consolidación del discurso del odio, frente al auge de una tradición sustentadora de los principios más rancios, que nos quiere calladas, cabizbajas y cuidando, obedientes y sumisas, “con la pata quebrada” del refrán, “España para los españoles” (¿quiénes son esos españoles?).

Ese miedo, ese asco, nacen, desgraciadamente,  de una reflexión que se torna evidencia: ¿es cierto que apenas lo están consiguiendo apoyados por ese 1%, que vive en este país, pero que quiere desmontarlo, retro-transformarlo? (siempre hablan en pasado, con nostalgia del pasado… la falacia del “cualquier tiempo pasado fue mejor” llevada al extremo de la política más fascista bajo el disfraz tajante del liberalismo y del individualismo radical).  Me asaltan las dudas, temo y siento asco porque me pregunto si no tendrán muchos más partidarios y partidarias de lo que nos pensamos; porque creo que la sociedad española, a pesar de la dictadura represora y asesina de nuestro pasado histórico reciente, no ha comprendido la gravedad que supone no respetar y proteger los derechos fundamentales de todas las personas. Están hablando de recortar libertades, de derogar leyes importantísimas para la vida… y la gente, mucha gente que no forma parte del 1%, les sigue y les apoya ¡y les aclama!

Temo y siento asco porque no quiero formar parte de un país dividido, intransigente, despiadado, violento… Un país en el que pertenecer a la otredad resultará peligroso.

Temo y siento asco porque pienso que, aunque no quiero vivir en un país así, el alzamiento del poder ultraderechista me está demostrando, una y otra vez, que ese es el país en el que vivo. Que lo que parecía que sería un “runrún” rancio ha ido creciendo hasta convertirse en un rugido retrógrado inmenso y tremendamente aterrador.

Por eso, tengo miedo y asco en España.

Las mujeres migrantes y racializadas son uno de los principales colectivos a los que ataca el discurso de ultraderecha de partidos como VOX: https://perifericas.es/blogs/blog/mujeres-migrantes-y-racializadas-en-lucha-contra-el-racismo-en-espana
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