LOS MICROMACHISMOS: MANTENIENDO LAS DESIGUALDADES DE GENÉRO EN LA VIDA COTIDIANA

LOS MICROMACHISMOS: MANTENIENDO LAS DESIGUALDADES DE GENÉRO EN LA VIDA COTIDIANA

Por María Amparo Goasestudiante de Trabajo Social y Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas y con un curso de Género y Sexualidad con la British Columbia University

Los micromachismos son todas aquellas creencias arraigadas en el imaginario social que reproducen y mantienen el sistema patriarcal, por encontrarse amparados bajo los estereotipos de género. De esta forma, afectan directamente a las expresiones, tanto a nivel actitudinal como de forma oral, que se asientan en las bases patriarcales que sustentan las diferencias de género, pero no son tan fáciles de identificar como un acto de violencia directa hacia la mujer.

Las diferentes formas de violencia sobre las mujeres se pueden representar en forma de iceberg, siendo la superficie o punta del iceberg aquellas formas de violencia que son visibles y fácilmente identificables, mientras que existen toda una serie de violencias que se encuentran sumergidas y, por tanto, son mucho más difíciles de identificar, pues forman parte de nuestra cotidianeidad. Estas últimas son los micromachismos.

Los estereotipos y creencias que compartimos como sociedad evolucionan de un modo más lento de lo que la propia sociedad evoluciona. De esta manera, los micromachismos se reflejan con asiduidad en las conversaciones cotidianas de forma completamente sutil, perpetuándose mediante el comportamiento y el lenguaje.

Algunos de los micromachismos con los que nos encontramos en la vida cotidiana son los siguientes:

Las desvalorizaciones a las mujeres como si las actividades físicas las realizasen peor, el uso de frases como “pegar como una niña” o “no seas nenaza” como forma de desvalorizar la conducta masculina (por comparación con la mujer como algo peyorativo), la exigencia de reprimir las emociones a la que se ven sometidos los varones bajo la creencia de que los chicos no lloran…

Más ejemplos: que en una cena entre personas de ambos sexos se presuponga que el pagador de la cuenta o consumiciones es el hombre, una actitud que asume que las mujeres no son lo suficientemente autónomas económicamente para depender únicamente de sí mismas.

La tendencia a asumir que la carrera profesional de las mujeres se ve afectada por su maternidad, llegándose a preguntar en entrevistas de trabajo si desean ser madres, es una forma más de asumir que el rol maternal que ejercen las mujeres es la forma de autorrealización personal que todas buscan, sin tener en cuenta las aspiraciones laborales que cada una pueda tener.

Muy relacionado con el micromachismo anterior se encuentra también la asunción sistemática de las tareas del hogar por parte de las mujeres, valorando especialmente a los hombres que desarrollan corresponsabilidad en dichas tareas, mostrando extrañeza si se ocupan de labores de cuidado y mantenimiento del hogar propio. Para las mujeres, el rol de cuidadoras es el que muestra una mayor resistencia al cambio. El área de cuidados está casi exclusivamente destinado a ellas, de forma que, mediante la socialización, se predispone a las mujeres a ser las encargadas de asumir las tareas del hogar familiar.

 

Consecuencias de normalizar los micromachismos

El hecho de que los estereotipos que se arraigan en el pensamiento reproduzcan roles de género diferenciales fomenta que la sociedad no evolucione en temas de igualdad de género real a la velocidad con la que podría evolucionar si la socialización recibida se fundamentase en una base igualitaria. Los micromachismos provocan una recesión en la mentalidad, de forma que los avances legales en materia de igualdad no se ven representados a nivel social.

El daño principal que producen es la normalización de ciertas actitudes misóginas sutiles que actúan de base para el mantenimiento de las estructuras de poder diferenciadas por género, legitimando los diferentes tipos de violencia sobre la mujer mediante frases o actitudes justificadas y arraigadas en las diferencias jerárquicas de poder.

Es por esto que el hecho de poder identificar el micromachismo puede no solo modificar el pensamiento general del individuo hacia una perspectiva más igualitaria, sino reducir el impacto de la socialización en roles diferenciales de cara al futuro.

 

Educar en igualdad desde los primeros años es fundamental para evitar los micromachismos en un futuro: https://perifericas.es/blogs/blog/la-coeducacion-llave-para-la-igualdad-en-el-ambito-escolar

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