LA SORORIDAD ERA LO QUE ESTABAS BUSCANDO

Por Sara Bounajm Pérez, Mediadora de conflictos focalizada en el Tercer Sector, donde implementa proyectos desde la perspectiva del género y el antirracismo. También se ha especializado en cine y migraciones

Estaba leyendo críticas de la última película de Mimi Cave, Fresh, pues aunque no suelo ver películas de terror, si queremos que se visibilice el trabajo de mujeres creadoras en la industria del cine hay que predicar con el ejemplo.

La película la protagonizan Daisy Edgar-Jones y Sebastian Stan. En ocasiones he visto al último acaparar las entrevistas en las que también participan sus compañeras de rodaje, y no podía evitar que eso me echara para atrás, hasta que encontré LA crítica.

“Pancarta feminista, pero no de las que reivindican lo mejor de las mujeres, si no de las que quieren imponer la idea de que todos los hombres son de lo peor, y que lo mejor que podés tener como mujer es una amiga, por supuesto, lesbiana.”

Obviamente, la escribe un hombre.

Siempre que me encuentro con algún abogado de la causa #notallmen hay algo que me lleva de manera instintiva a querer saber más: ¿Qué ha hecho que se tambaleara su trono? ¿Por qué es tan amenazante que tengas una amiga? ¿Y lesbiana?

Llegado este momento, estaba tan interesada en la película de Mimi Cave que sentía la adrenalina viajando por mis venas mientras le daba al botón de play. Y lo que encontré me pareció un mensaje muy valioso.

Fresh comparte una historia que intenta alejarse de la mirada masculina, pues las personas, y cómo se relacionan, están descritas desde la mirada de una mujer dentro de un sistema patriarcal.

Tener que escuchar opiniones que no has pedido sobre tu aspecto físico, que se asuma que siempre vamos a estar dispuestas y disponibles para cuando los hombres quieran saber de nosotras, sin esperar reciprocidad, por supuesto. Que nos hagan gaslighting cuando compartimos una opinión o una preocupación… Realmente, nada de eso se sale de una experiencia habitual de cualquier mujer. Sin embargo, la manera en la que es tratada durante la película, sí.

La trama aprovecha estas situaciones de discriminación hacia las mujeres para construir una dinámica perversa, en la que se bebe de la experiencia de socialización de cualquiera de nosotras: cómo nos quiere la sociedad, para qué, para uso y disfrute de quién.

Esta no es una historia en la que un protagonista masculino se abre camino por el mundo porque puede y porque quiere, sino que muestra el impacto directo de estas actitudes masculinas. Es decir, se reflejan las opresiones patriarcales hacia las mujeres narradas por ellas mismas.

Pero, donde hay opresión, también hay resistencia, y aquí es donde puedo imaginarme a cualquier espectador heterobásico llevándose las manos a la cabeza, porque, por cada ocasión en la que la protagonista se ve envuelta en una situación de violencia o desigualdad, encuentra apoyo en otra mujer.

 Y sí, alguna de ellas es lesbiana.

Lo que más me ha gustado de esta película es que transmite el mensaje poderoso de que la mejor manera de ganarle terreno al patriarcado es acompañándote de otras mujeres en el camino.

Cuidándonos entre nosotras

La escucha activa y los cuidados es lo que hacen que nuestra protagonista, y las mujeres que la rodean, se sobrepongan a situaciones dolorosas en las que otros hombres las colocan y, por supuesto, eso puede sentirse amenazante desde la mirada de un espectador hijo del patriarcado.

¿Podríamos haber aprovechado para cambiar la dinámica protagonista blanca-sidekick o asistente negra? Probablemente sí, aunque, afortunadamente, encontramos a más personas racializadas dentro del elenco.

 Fuera de la blanquitud habitual, recomendaría ver Fresh, porque, igual que el hombre que escribió la crítica, tal vez estés buscando solo una película de terror, pero vas a encontrarte con resistencia feminista.

Y, en respuesta a la crítica, sí, lo mejor que puedes tener como mujer,  es una amiga.