Por Isabel Zanón, psicoterapeuta feminista y creadora de contenidos. Activista y voluntaria en el campo de la violencia de género, ha trabajado también con mujeres inmigrantes y demandantes de asilo y en espacios de igualdad. Puedes seguir su trabajo en la web https://www.isabelzanon.es/
Toc, toc, una pregunta. En tu opinión:
¿De qué se encarga la psicología?
Quizá me digas que “se encarga del bienestar de las personas, de su salud mental”. Muy bien.
“Se encarga de estudiar el comportamiento humano”. También es correcto.
Ahora piénsalo y dime, ¿acaso no tiene relación el bienestar de las personas con el contexto en el que viven? ¿O es que estamos todas envasadas al vacío? ¿No está nuestro comportamiento influenciado en gran parte por cómo se nos ha educado y socializado?
¿No es esta una sociedad machista? Y ¿no afecta esto a nuestra forma de movernos por el mundo, a nuestras relaciones, a nuestra identidad, incluso? ¿A nuestra autoestima, nuestras oportunidades reales y también las que nos sentimos capaces de alcanzar?
Entonces, ¿cómo es posible que no se forme oficialmente en perspectiva de género en los grados de psicología?
En efecto, es imposible entender la psicoterapia sin una perspectiva feminista o de género.
Por suerte, cada vez somos más y más las compañeras de profesión que trabajamos con pasión desde este enfoque, que trataré de explicar a continuación:
Las presiones que se derivan de la socialización de género (la forma diferente y jerarquizada en que se nos educa a hombres y mujeres), esos mandatos, esas expectativas, esas censuras según el género… además de matar nuestra diversidad como personas, nos generan sobrecarga, desigualdad y violencias.
Por lo tanto, hay un claro origen social en muchos de nuestros malestares físicos y psicológicos.
Para entender un poco mejor qué es eso de la socialización de género y cómo nos impacta desde incluso antes de nacer, algunos experimentos de psicología social como "La mente en pañales" han puesto de manifiesto dicha influencia.
¿Por qué este enfoque es tan importante?
Sin un enfoque de género, una mujer que viene a consulta no podrá ser comprendida en toda la complejidad de su situación, con todo el peso del ambiente: ella misma tampoco comprenderá muchas veces por qué se encuentra mal, por lo que tenderá a creer que hay algo mal en su interior, que hay algo que solo le pasa a ella y que es defectuosa o que exagera, ¿os suena? Aunque las mujeres somos diversas, compartimos realidades, presiones, mandatos, experiencias…
Sin este enfoque, la mujer tenderá a ser (sobre)medicalizada. Con este enfoque conseguimos quitarle ese halo de patología a todo lo que nos pasa, pues se nombran, se da un espacio a ciertas cosas que se invisibilizan o normalizan y devolvemos el síntoma al contexto. El malestar ya no es algo meramente individual.
Supone entender que no todo depende de ti, en contraposición a esa perniciosa filosofía de you can do it, que solo nos culpabiliza más si no nos sentimos bien o no alcanzamos las metas que nos proponemos (metas muchas veces más impuestas por la presión social que elegidas por nosotras mismas y además, en muchos casos, ideales inalcanzables).
La relación terapéutica con una psicóloga feminista también es diferente a la de una terapia convencional: funcionamos como equipo y de forma más horizontal, más lejos de la figura de terapeuta como autoridad absoluta en la materia. Desde esta perspectiva, como profesional yo soy más bien una acompañante con conocimientos, una guía, que alguien que te vaya a decir qué hacer ni mucho menos a tomar decisiones por ti.
Supone favorecer que nos sintamos representadas y nombradas y para eso cuido que el lenguaje sea lo más inclusivo posible. Uso metáforas en las que las protagonistas son mujeres, nombro en femenino emociones para aprender a identificarlas mejor… Los materiales o tareas para casa muchas veces tienen que ver con tu historia de vida como mujer, con películas de amor que se salen de los mitos del amor romántico, reflexiones sobre la sororidad, formas de potenciar tu autonomía…
En definitiva, la psicoterapia con perspectiva de género es una propuesta alternativa al modelo médico tradicional, ese que se centra exclusivamente en los síntomas, ignora el verdadero origen del malestar y trata con psicofármacos.
Este enfoque es, por lo tanto, una herramienta tan necesaria como efectiva para promover la igualdad y prevenir situaciones de violencia. Y es especialmente importante cuando trabajamos con mujeres, pero no únicamente.
Trabajar nuestra psicología desde una perspectiva de género es fundamental también para alcanzar una verdadera autonomía emocional: https://perifericas.es/blogs/blog/la-autonomia-emocional-de-las-mujeres