Por Carmen Frutos Aragón, graduada en ciencia política y administración publica, máster en estudios interdisciplinares de género y en prevención de maltrato y violencia de género
En España, el feminismo tardaría más en llegar que en otros países de Europa occidental, debido a factores tales como la débil y disgregada industrialización, la escasa fuerza de la Ilustración o el conservadurismo católico.
Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX ya podemos encontrar activistas que luchaban por el reconocimiento de los derechos básicos de la mujer, como Emilia Pardo Bazán o Concepción Arenal.
Sin embargo, todo este progreso se vería mermado con la llegada de la dictadura franquista, que produjo un importante retroceso en relación con los avances alcanzados por las mujeres en materia de independencia económica, legal y sexual durante la II República.
No sería hasta la década de los 60/70 cuando el movimiento feminista revive con fuerza en España, reactivándose el debate sobre los derechos de las mujeres. Se empieza a hablar de términos como patriarcado, división sexual del trabajo... La muerte de Franco y la Transición fueron claves para el avance social en España y la recuperación de los derechos sociales y políticos.
Uno de los temas más controvertidos fue desde entonces y hasta la actualidad el derecho al aborto. Las asociaciones conservadoras y prohibicionistas, arropadas por los sectores más tradicionales del ámbito político, hacían emerger su ideología contraria a la libre interrupción del embarazo como derecho clave de la mujer.
En 1985 se aprueba la Ley Orgánica 9/1985, que se presentó como el punto medio entre las personas que exigían el aborto libre y aquellas que se negaban a que la intervención fuera legal. Es por ello por lo que esta ley contaba con restricciones, ya que solo en algunos supuestos y bajo justificación se podía abortar: para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada, si el embarazo era consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación,siempre que el aborto se practicase dentro de las doce primeras semanas de gestación y, como tercer supuesto, que se presumiese que el feto nacería con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practicase dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen fuese emitido por dos especialistas de centro o establecimiento sanitario, público o privado.
Esta ley fue duramente criticada, ya que se estaba legislando sobre los cuerpos de las mujeres y no garantizaba el a decidir libremente sobre tener o no descendencia. Es por ello que a lo largo del tiempo, periódicamente, se vuelve abrir el debate moral sobre la interrupción voluntaria del embarazo y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
- Progresivamente desde ciertos sectores se fue pidiendo una reforma de esa ley 9/1985, algo que se consiguió en 2010, de la mano del Partido Socialista, con la Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, conocida como Ley de Plazos. Esta nueva ley permite el aborto de la mujer dependiendo de la semana de gestación y sus circunstancias. Fue un avance feminista muy aclamado, pero también despertó mucha hostilidad.
El Partido Popular presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley, y con su entrada en el gobierno en 2011, presenta además un anteproyecto de la ley del aborto que elimina totalmente el derecho de decidir sobre la interrupción voluntaria del embarazo, lo que se conoció popularmente como la ley Gallardón. En el caso de aprobarse se volvería al modelo de 1985, y España tendría una de las leyes mas restrictivas de toda Europa en este aspecto.
El tren de la libertad
Tras la noticia, integrantes de una tertulia feminista en Gijón decidieron organizarse para ir a Madrid a parar este anteproyecto de ley. Enseguida apodaron a su iniciativa el tren de la libertad. Las primeras 150 plazas se agotaron rápidamente, por lo que se añadieron autobuses y otros medios de transporte para poder trasladarse. La iniciativa pasó rápidamente a otras ciudades como Sevilla, Barcelona, Coruña, Valencia, Zaragoza, Oviedo, Palencia, Valladolid... Incluso medios internacionales abordaron la noticia y presentaron su apoyo, en lugares tan diversos como Ámsterdam, Escocia, Londres, Edimburgo, Buenos Aires o París.
Se creó una página web, canciones, textos y documentales en torno al movimiento social feminista del tren la libertad. Uno de los textos mas famosos fue Porque yo decido, de Alicia Miyares, El documental Yo decido. El tren de la libertad también tuvo mucho éxito, ya que documento un hito feminista histórico.
En la manifestación se estimó una participación superior a 30000 personas y fue considerada hasta ese momento la mayor manifestación feminista de la historia de España: las mujeres no estaban dispuestas a perder derechos nuevamente.
Como consecuencia de todo ello, el PP retiró el anteproyecto de ley por no haber encontrado el consenso suficiente para sacarlo adelante. Apenas 4 horas después de este anuncio, el ministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, anunció su dimisión en rueda de prensa. También renunció a su escaño de diputado y a los cargos de dirección en el Partido Popular, y todo ello a pesar de haber declarado que ningún grito ni insulto podía hacer que no se llevase a cabo el anteproyecto de ley. En las siguientes elecciones el PP no incluyó en su programa nada referente al aborto.
Este movimiento recibió varios reconocimientos nacionales como internacionales, y se calificó como la primera marea violeta de España. Desde entonces los movimientos feministas empezaron a crecer, pues habían visto que los derechos de las mujeres nunca están a salvo y que la unión hace la fuerza.
La lucha por el derecho al aborto ha sido clave en movimientos feministas de todo el mundo. Aquí analizamos el caso argentino: https://perifericas.es/blogs/blog/ya-es-ley-aborto-argentina