Por Arlet Ra Ba, mujer asidua a la lectura, enamorada de las letras y de las vidas de mujeres icónicas de la historia
Alrededor del personaje de María Ignacia, “La güera Rodríguez”, quien conspiró con Miguel Hidalgo y otros líderes de independencia para llevar a cabo el nacimiento de una nueva nación en México, surgen al menos tres posibles leyendas: por un lado, la de la mujer heroica y madre de la patria; por otro, la de la aristócrata que se enfrentó a las normas sociales de aquella época; en tercer lugar, aparece la faceta de mujer bella, seductora, pícara, libertina, manipuladora, adultera, “la Afrodita mexicana”.
Varias teorías crean suspicacia acerca de su real historia. ¿Realmente fue amante de personajes importantes como Bolívar, Iturbide y Humboldt? ¿Tuvo injerencia en las imperativas reuniones que dieron a cabo a la independencia de México?
¿Cómo podemos quedarnos con los relatos reales y verdaderos y deshacernos de los datos apócrifos que rodean la biografía de la Güera? ¿Cómo deslindar a la mujer de la leyenda? La historiadora Silvia Marina Arrom logró rastrear datos falsos que fueron incorporados a la leyenda de la Güera a lo largo de los siglos, aclarando que “la memoria histórica nunca es definitiva por que la manera de presentar el pasado se actualiza constantemente según las necesidades del presente”.
Sí sabemos algunos datos concretos sobre su biografía: María Ignacia Xaviera Raphaela Rodríguez de Velazco y Osorio Barba nació el 20 de noviembre de 1778 en la Ciudad de México, fue la primera hija de Antonio Rodríguez de Velasco y María Ignacia Osorio Barba, ambos padres con linaje aristócrata; por lo tanto, formaba parte de la élite mexicana y su familia tenía excelentes relaciones con personas influyentes de la nobleza, de la iglesia y del gobierno virreinal. Tuvo una enriquecida educación, propia de las mujeres de clase social alta de la fase final de la época colonial: sabía leer y escribir, hacer cuentas, tenía conocimientos de geografía e historia y recibió instrucción de música y bordado.
Cuando tenia 15 años se comprometió con su primer esposo, José Gerónimo López de Peralta de Villar Villamil y Primo. Gerónimo acuso a la Güera de adulterio y justificaba su violencia con ella con la excusa de que su mujer era irascible, culpándola de los golpes que él mismo le propinaba. Después ella lo demando por maltrato, y, en un giro sorprendente para la época, en esta acusación la apoyaron hasta amigos de su esposo, que habían sido testigos de la violencia física que le infligía.
Camino a la independencia
Cuando su segundo esposo fallece La Güera tenía 29 años y a esa edad ya estaba definida su fortaleza: había superado un matrimonio abusivo y se defendió de fuertes acusaciones de adulterio y promiscuidad. Con la seguridad económica que su segundo esposo le hereda cuenta con los recursos financieros para poyar la causa de Miguel Hidalgo, uno de los principales impulsores de la primera etapa de la Guerra de la Independencia de México, y junto con otros personajes femeninos icónicos como Leona vicario, Gertrudis Boca negra, María Soto la Marina, Josefa Ortiz (la corregidora) y decenas de mujeres más ayudó a lograr la independencia de la nueva nación. Fueron astutas e ingeniosas, inteligentes, audaces y valientes en una época en la que lo femenino quedaba relegado a menudo a las paredes del hogar.
En definitiva, y más allá de la visión machista que la presenta como una mera seductora sin escrúpulos, revisando su historia con perspectiva de género tantos siglos después, La Güera fue una mujer que utilizo las tertulias de modo astuto para que se llevara a cabo la forja de un país independiente, fue juzgada y señalada y aun así decidió enfrentar la condena social y responder con subversión, a sabiendas de las habladurías no claudicó, para luchar por su propia causa de vida y su ideal de una nación. Fue después de todo un alma libre intentando soltarse de las cadenas que aquella época imponía a las mujeres, fue (para algunas personas) es (para mí) un referente que ayudó a construir los peldaños en los que las mujeres de hoy en día podemos ascender, peldaños donde también se posarán las futuras generaciones.
Las grandes revoluciones y cambios históricos han contado con las mujeres como protagonistas, pero a menudo las han ignorado al triunfar y tener que concederles derechos: https://perifericas.es/blogs/blog/revolucion-francesa-mujeres-olympe-de-gouges-mary-wollstonecraft