Por Ana Fernández Quiroga, doctora en derecho y abogada especialista en la intervención con mujeres en situación de trata y asilo
En el mes de julio tuve la oportunidad de visitar Cuba. En este caso no era un viaje de investigación propiamente dicho, pero al final, cuando te pones las gafas de la perspectiva de género, es muy difícil apartarlas de tu mente.
En la visita al país, tuvimos la oportunidad de visitar un centro penitenciario de mujeres, que se encuentra en la carretera entre Pinar del Río y Viñales. Sorprendentemente no está oculto, todo lo contrario, se encuentra junto a esta vía, que es diariamente transitada por muchísimos turistas, que acuden al Valle de Viñales, un sitio precioso.
En la puerta te sorprende un cartel que dice “CENTRO MIXTO DE MUJERES”. Al ver el cartel mi primera impresión fue pensar que era una Asociación de mujeres o incluso pensé en un refugio de mujeres víctimas de violencia machista, recurso que incluye la nueva ley contra la violencia de género en el país.
Sin embargo, al preguntar en el pueblo me indican que es una cárcel de mujeres. El siguiente comentario es que se trata de la cárcel de las putas. Dicho comentario llamó mucho mi atención, ya que en España actualmente vivimos en una situación de gran tensión dentro del movimiento feminista por las distintas corrientes en torno a la prostitución y la trata de seres humanos y la manera de regular estas dos figuras.
Para seguir conociendo la realidad que acababa de quedar al descubierto, acudimos al centro y tratamos de hablar con algunas personas encargadas del mismo. Efectivamente, nos confirmaron que más del 70% de las mujeres que se encontraban en el lugar eran mujeres condenadas por haber ejercido la prostitución.
Lo más sorprendente es que el Código Penal de Cuba no recoge la prostitución como un delito directamente, sino que busca otros elementos para condenarlas. Especialmente las condenan por un delito que se llama “Delito Antisocial”, y que puede llegar hasta los 4 años de prisión. Además, nos comentan las personas que trabajaban en el centro que debía probarse que ejercían la prostitución, por lo que se presentaban pruebas de vídeos y fotos de sus propios vecinos y vecinas, que recibían su recompensa correspondiente por denunciar estos hechos.
Un colectivo desprotegido
Elena Reynaga, secretaria ejecutiva de la Red de Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe (RedTraSex), comentaba en noviembre de 2021, en relación con la situación de las trabajadoras sexuales en Cuba, que la negación de la realidad por parte del Gobierno del país las condena a la persecución y a no poder defender sus derechos.
Es muy duro especialmente en un Estado en el que existe mucho turismo sexual y en el que actualmente el poder contar con euros, ya sea en efectivo o en tu tarjeta MLC (tarjeta especial para poder tener euros y comprar en tiendas en euros), marca una gran diferencia social y en el acceso a muchos recursos básicos. Por ello, la misma Reynaga cuenta que hay muchas mujeres con trayectorias académicas muy brillantes prostituyéndose para poder acceder a estos recursos.
Frente a dicha realidad, muy lejos de estar luchando por sus derechos en el ámbito legal y parlamentario, como se encuentran en Argentina, u organizadas, como en España, en Cuba las mujeres que ejercen la prostitución se encuentran en una situación de persecución y criminalización constantes.
Este patriarcado siempre sobre los cuerpos de las mujeres, regularizando, criminalizando, persiguiendo. Frente a ello, debemos estar unidas, reconociendo todas las realidades de las mujeres, respetando todas las decisiones, y luchando por los derechos de todas.
El debate a favor o en contra de la prostitución ha suscitado intensos debates en el seno del movimiento feminista durante los últimos años: https://perifericas.es/blogs/blog/prostitucion-y-feminismo-reflexiones-sobre-el-consentimiento