Por Estefanía Ros Cordón, criminóloga y consultora especializada en prevención de la violencia, compliance e igualdad de género. Es la fundadora de Ethikos & Compliance, desde donde asesora a entidades en la protección de menores y la gestión del riesgo en entornos educativos y empresariales
A pesar de los avances legislativos y sociales en materia de igualdad, la brecha de género en el mercado laboral español sigue siendo una realidad preocupante. Aunque se han logrado mejoras en la participación femenina y en la reducción de ciertas desigualdades, persisten diferencias significativas en salarios, acceso a puestos de liderazgo y condiciones laborales. Solo contemplando la situación desde una perspectiva global podremos pues, acceder, a los avances en este campo, pero también a los retos persistentes, para así contribuir a superarlos.
Según el informe La brecha salarial de género en España: ¿qué factores contribuyen a su persistencia?, de Esade, entre 2010 y 2022, la brecha salarial anual entre hombres y mujeres se redujo del 23% al 17%. En términos de salario por hora, la diferencia pasó del 15% al 9%, marcando el primer año en que la brecha por hora fue de un solo dígito. Sin embargo, al ajustar por factores como educación, experiencia, horas trabajadas, ocupación y sector, persiste una brecha salarial "no explicada" del 12-13%, lo que sugiere la existencia de discriminación estructural y sesgos de género en la remuneración.
En este aspecto, la persistencia de la brecha salarial se debe a múltiples factores. Entre ellos, la segregación ocupacional, puesto que las mujeres están sobrerrepresentadas en sectores y ocupaciones con salarios más bajos, como la sanidad y los servicios sociales, donde la brecha salarial alcanza el 21%. El techo de cristal, es decir, las limitaciones "invisibles" que siguen lastrando la llegada de las mujeres a puestos de poder y decisión, también influye, puesto que la presencia femenina en puestos de liderazgo sigue siendo limitada. En 2023, solo el 34,5% de los miembros de consejos de administración eran mujeres, y apenas el 27% de las empresas cotizadas alcanzaron el objetivo del 40% de representación femenina. El poder, por tanto, sigue estando fundamentalmente en manos masculinas.
La importancia de la cultura empresarial
Prácticas como la valoración del presencialismo y la falta de políticas de conciliación en muchas empresas también afectan negativamente a las mujeres, que suelen asumir más responsabilidades familiares. España ha implementado diversas políticas para abordar estas desigualdades. En el ámbito legislativo, el Real Decreto 902/2020 establece la obligación de las empresas de contar con registros salariales y auditorías retributivas como mecanismo para garantizar la igualdad salarial. A nivel empresarial, organizaciones como la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) promueven activamente el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad y trabajan para romper con la brecha salarial existente. Además, se desarrollan campañas de sensibilización y programas formativos que tienen como objetivo combatir los estereotipos de género y fomentar una cultura de igualdad dentro del entorno laboral.
Aunque se han logrado avances en la reducción de la brecha de género en el mercado laboral español, sin embargo, persisten desafíos significativos, por lo que es fundamental continuar implementando políticas efectivas, promover la transparencia salarial y fomentar una cultura empresarial inclusiva para lograr una igualdad real y sostenible entre hombres y mujeres en el dicho ámbito.
Todos los elementos anteriormente mencionados influyen también en la exclusión de las mujeres en diversos puestos de poder hasta la actualidad: https://perifericas.es/blogs/blog/la-exclusion-de-las-mujeres-de-puestos-de-poder