EL SUJETO POLÍTICO DEL FEMINISMO: ¿CUÁL ES LA DEFINICIÓN DE "MUJER"?

EL SUJETO POLÍTICO DEL FEMINISMO: ¿CUÁL ES LA DEFINICIÓN DE "MUJER"?

Por Molly Erin, estudiante de Psicología en la Universitat de Barcelona, actualmente especializándose en cuestiones de género, con especial atención a la salud menstrual y la sexología 

Una de las misiones del feminismo es garantizar la representación de la mujer como sujeto activo, político y social. Con tal de alcanzar este fin, necesitamos construir una categoría de “mujeres” que sea coherente y estable. Pero, teniendo en cuenta el sinfín de intersecciones políticas y culturales que construyen el género - y, por consiguiente, son la base del concepto de “mujer” - ¿es esto posible? ¿O deseable siquiera?

El lenguaje configura la forma en la cual entendemos la realidad, y fija los requisitos que han de cumplirse para que una persona sea considerada un sujeto de su propia vida, y no un objeto. El lenguaje actual - masculinista, falogocentrista, y eurocentrista - y los sistemas de poder preexistentes son las herramientas de las cuales nos servimos para avanzar en la lucha feminista, pero su uso también condiciona y limita la lucha, por su propia naturaleza. Simone de Beauvior, en El segundo sexo, afirma que la calidad de persona universal - es decir, sujeto - en el lenguaje actual, está siempre unido a lo masculino y, en consecuencia, se define a las mujeres según su sexo solamente (excluyéndolas de esta forma de la categoría de personas y clasificándolas como lo Otro). Luce Irigaray lleva el razonamiento aún más lejos y afirma que las mujeres conforman lo no representable mediante el lenguaje actual, configurando así el sexo que no puede pensarse, el sexo que carece de representación lingüística. ¿Cómo se puede construir un movimiento de emancipación mediante un lenguaje en el cual nosotras no tenemos cabida?

Por otro lado, la identificación con el término “mujer” resulta problemática, por las estructuras patriarcales y binarias que llevan a la construcción del género. ¿Cuál es la característica que define a una mujer, fuera de la matriz de poder y opresión? O, en palabras de Judith Butler en su famoso El género en disputa, «¿comparten las “mujeres” algún elemento que sea anterior a su opresión, o bien las “mujeres” comparten un vínculo únicamente como resultado de su opresión?» .

 

La compleja relación entre sexo, género e identidad

Monique Wittig afirma que el género - entendido como una unidad de experiencia (sexo, género y deseo) - únicamente tiene estabilidad como constructo dentro del contexto de una matriz heterosexual. En esta teorización del género existe una relación causal entre sexo, género y deseo - mi deseo refleja mi género, ya que deseo lo opuesto a mí. Si yo me desmarco de las normas del sistema y deseo a una persona de mi mismo género, carezco de coherencia interna para mantener mi identidad de género, ya que esta se basa en la oposición. De este razonamiento, surge como tercer género y como posible sujeto político “la lesbiana”. “La lesbiana” representa, para Wittig, la libertad de la persona prediscursiva, la persona que no está restringida por las limitaciones que conlleva ser el género opuesto al género activo y universal. Wittig también plantea que la difusión de un modelo de sexualidad y erotismo no falocéntrico permitirá la difuminación de los conceptos de sexo y género, dando lugar a nuevas posibilidades de identidad.

¿Hasta qué punto nuestra identidad de género se encuentra sujeta a nuestros deseos y nuestras prácticas? ¿Realmente existen géneros opuestos, que habitan cuerpos opuestos?

El género, el sexo y la identidad son conceptos que se encuentran íntimamente ligados en la conciencia popular. Por mucho que puedan parecer lejanos y abstractos, se materializan en el lenguaje. Nos comunicamos mediante convenciones lingüísticas que generan seres con género inteligible, y es imprescindible ser inteligible para ser sujeto. No estamos aún preparadas - preparades - para sacrificar la idea colectiva de un ser inteligible en búsqueda de un sujeto realmente universal.

Y, ¿cuál es la definición de “mujer”? ¿Existe acaso una definición capaz de apelar a todas las personas que formamos este colectivo? ¿O necesitamos un concepto completamente nuevo para encabezar la continuación de la lucha?

 

Para seguir leyendo sobre la (de)construcción del género te invitamos a leer el siguiente artículo: https://perifericas.es/blogs/blog/teoria-queer-la-de-construccion-del-genero

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