Por Gloria Flores Rubiales, graduada en Traducción e Interpretación de inglés y árabe y Humanidades, máster en Género e Igualdad y doctoranda en Estudios Filológicos. Sus investigaciones están centradas en la lingüística y traducción feministas
La pregunta que planteamos puede que ofrezca una respuesta bastante obvia. Sin embargo, si cambiamos la cuestión y nos paramos a pensar si nuestro lenguaje invisibiliza a las mujeres, la respuesta no sería tan evidente. La jerarquía sexual que existe entre mujeres y hombres, junto con la consideración de que el varón es el ser más importante como consecuencias del androcentrismo son responsables de eliminar todo lo que las mujeres han hecho y conseguido. Es decir, ellos se identifican principalmente por el lugar de la enunciación (el cuerpo del hombre), la perspectiva desde la que se habla (la mente del varón) y la mirada (masculina) que se adopta y, por tanto, las mujeres desaparecen de todos los contextos y discursos. La gran entrada de las mujeres en los espacios públicos hace necesario, no obstante, un lenguaje que no las subordinen a los hombres, las oculten o las presenten de manera sesgada, parcial o discriminatoria. En este contexto, el lenguaje inclusivo o lenguaje no sexista nace en la segunda mitad del siglo pasado como clave para abordar el estudio de la perspectiva de género en el lenguaje. El género como herramienta de análisis interdisciplinar que ha de tenerse en cuenta a la hora de acercarnos a cualquier materia pone sobre la mesa la importancia del lenguaje para debilitar el patriarcado y los estereotipos de género mediante un uso inclusivo.
Un lenguaje con voces defensoras… y muchas detractoras
Desde su surgimiento, las voces a favor y en contra del lenguaje inclusivo no han cesado. Si bien muchos movimientos feministas, organizaciones nacionales e internacionales o universidades defienden y promueven un uso no sexista del lenguaje, algunas instituciones, como es el caso de la Real Academia Española, se muestran completamente en contra. Este debate se centra esencialmente en el masculino genérico y no deja de estar presente en los medios de comunicación. En todo caso, los estudios en torno al lenguaje inclusivo van mucho más allá del uso del masculino como genérico y universal para analizar los rasgos androcentristas y sexistas del lenguaje que presentan una grave problemática social que supone barreras en el camino para la consecución de la igualdad real. Consideran de la misma forma que el uso de un lenguaje inclusivo es vital para deconstruir la masculinidad hegemónica, siendo por tanto otra de las piezas fundamentales en las reivindicaciones por la igualdad real entre mujeres y hombres. En España, existen grandes referentes en el tema, como Mercedes Bengoechea, Eulalia Lledó Cunill o María Calero Fernández, entre muchas otras, que presentan numerosas propuestas y recomendaciones para avanzar hacia un lenguaje inclusivo que represente a todas las personas. El uso no sexista del lenguaje no solo cuenta, sin embargo, con el apoyo teórico y práctico proporcionado por grandes intelectuales con experiencia en la materia, sino que también existe un marco normativo a nivel nacional e internacional que establece una serie de reglas para su uso en el mundo público. El lenguaje puede desempeñar un papel esencial a la hora de debilitar las estructuras patriarcales y construir nuevas conexiones entre personas para que todas nos sintamos incluidas. Necesitamos nuevas sociedades en las que se destaquen las aportaciones de todas esas personas en el desempeño de su profesión, su actividad u ocupación en la historia. La presencia de las mujeres en los textos no puede seguir siendo un hecho excepcional, sino que debemos contar sus experiencias, así como visibilizarlas mediante un uso inclusivo del lenguaje que no siga perpetuando estereotipos de género. La igualdad entre mujeres y hombres se consigue a través de un camino con numerosos recursos entre los que tiene que aparecer el lenguaje, porque su estrecha relación dialéctica con el pensamiento hace que se convierta en un elemento fundamental para influir de manera positiva en el comportamiento humano y en nuestra percepción de la realidad.
El patriarcado se ha valido del lenguaje como una de sus grandes herramientas para favorecer la desigualdad entre hombres y mujeres durante siglos y hasta la actualidad: https://perifericas.es/blogs/blog/hombria-masculinidad-machismo-patriarcado