CUANDO SE JUBILE EL AMA DE CASA

CUANDO SE JUBILE EL AMA DE CASA

Por Rebeca Santamarta, comunicadora y protocolista, actualmente en formación en marketing digital. Madre y defensora de una crianza respetuosa, en comunidad y feminista 

¿Podría una mujer liberar su mente de la carga mental que asume como ama de casa? ¿Se puede olvidar de todo tras ser gestora del hogar durante décadas?

Por fin se está poniendo precio al valor que produce (o ahorra) a la economía una mujer que se queda en casa. Este precio está sujeto a un gran debate social, pero es cierto que la base de su análisis radica en la cantidad que habría que pagar por las labores si esa mujer no estuviera ahí, realizando ese trabajo oculto bajo el manto de la familia que a la vez la oculta y aísla de la sociedad.

Ahora que existe una retribución no contributiva para las amas de casa cuando llegan a los 65 años, podemos empezar a pensar que tienen también derecho a una jubilación real. Esta ayuda es un recurso necesario para muchas mujeres que acusan la crisis económica actual, que no deja de subir los precios de los recursos básicos mientras las deja de lado, quedando empobrecidas cuando llegan a una edad en la que reinventarse es imposible.

Pero esta ayuda no liberará a dichas mujeres de sus labores. Una mujer que ha dedicado la mayor parte de su vida adulta al cuidado de la familia y del hogar, que ha estado educada desde la infancia a servir a fondo perdido, no podrá, de repente, dejarlo todo y abandonar “sus” funciones cuando cumple la edad de jubilación.

Quienes trabajamos en negocios propios, para empresas o entidades, soñamos con el día en que podamos abandonarnos a un retiro deseado, saber que llegará el momento en el que, si la salud lo permite, podremos disfrutar amparados por la satisfacción de haber contribuido a la sociedad con un empleo que generó riqueza.

 

Las mujeres como base de los cuidados

Las instituciones buscan dar un impulso a la economía social y de cuidados, incidiendo en la importancia de trabajar en camino de la igualdad de género; sin embargo, lo cierto es que esta economía sigue siendo mayoritariamente sumergida, llevada a cabo por mujeres con contratos precarios, o sin ellos, con pocas horas y baja remuneración. Pero sobre todo, en esta sociedad capitalista en crisis, las mujeres se ocupan, sin prestación alguna y en su mayoría tras sacrificar sus carreras laborales, de llevar la carga de tareas del hogar, ante la dificultad de encontrar empleos de calidad o facilidades para la  conciliación real. Algo que además las desprotege económicamente y socialmente en caso de encontrarse en situación de vulnerabilidad.

El Ministerio de Igualdad ha comunicado que creará una app para saber cómo es la dedicación a las tareas del hogar por sexos e incluirá nuevamente consultas al respecto de la gestión del tiempo en las estadísticas del INE. Pero ¿influirán los resultados en políticas efectivas y reales que permitan igualar la balanza del trabajo doméstico?

Mientras eso no ocurre sí podríamos imaginar una sociedad en la que estas mujeres, amas de casa, gestoras de su hogar, cuelgan el mandil y pasan las mañanas por la ciudad, quizás jugando a las cartas en el parque, quizás viendo a la gente pasar y quizás aprovechando para  comprar el pan, mientras alguien en sus casas ha recogido el testigo y se encarga de limpiar, organizar y cocinar, para que a ellas solo les reste comer, descansar y volver a disfrutar del viento en la cara.

Porque la mujer que se ha pasado la vida cuidando, merece también ser cuidada y descansar.

Las mujeres somos las auténticas cuidadoras de una sociedad que, sin embargo, no reconoce el valor de esos cuidados: https://perifericas.es/blogs/blog/las-mujeres-cuidadoras-del-mundo

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.