Por Carmen Frutos Aragón, graduada en ciencia política y administración publica, máster en estudios interdisciplinares de género y en prevención de maltrato y violencia de género
Puede que te suenen nombres como Perico el de los palotes, Gabriel de Luna, Colombine… Todos ellos tienen algo en común: son pseudónimos de una misma escritora, Carmen de Burgos, una de las feministas españolas más activas de inicios del siglo XX.
Periodista, escritora, profesora y corresponsal de guerra, pocas mujeres fueron tan polifacéticas en su época. Carmen nació en 1867 en Almería, en el seno de una familia burguesa donde ella era la primogénita. Consideraba que tuvo una infancia feliz, en la que nadie le habló de ni Dios ni de las leyes, y por este motivo ella aprendió a hacer su propia ley.
Cuando tenía 16 años, Carmen se enamora del hijo de un editor y liberal almeriense, y en contra de la opinión de su familia, decide casarse con él. Sin embargo, su matrimonio no fue para nada idílico, pues tuvo que soportar y lidiar con las infidelidades de su marido y el maltrato que sufría por parte de él. A pesar de ello, decide seguir en el matrimonio y hacerse cargo del negocio familiar, un periódico que había heredado su marido, convirtiéndose así en la única proveedora de la familia; es ahí donde comienzan sus primeros coqueteos con la prensa.
Carmen de Burgos consigue graduarse en magisterio en la universidad de Granada, después de la muerte de varios de sus hijos, y dar clases en Almería. Como profesora era excelente, ya que aumento el número de matriculados y subieron las notas exponencialmente.
Un tiempo después, decide mudarse a Madrid con su hija y alejarse de su marido, y allí comienza a desenvolverse en un mundo poco permeable para la mujer, el del periodismo, que simultanea con la docencia en la Escuela Normal de Maestras. Es de esta manera que empieza a abordar temas que nunca se habían tocado en España a principios de siglo, como el divorcio, el sufragio femenino, las mujeres obreras... Su seudónimo Colombine es un velado desafío feminista al lector, pues Colombine es un personaje de la Comedia del Arte que hace referencia a la mujer frívola, coqueta, intrascendente, infiel. Carmen convierte a Colombine en su propia antítesis, y con ese pseudónimo se convierte en la primera mujer reconocida como periodista profesional.
Por su gran inteligencia y carisma, desarrolla amistad con grandes intelectuales de la época como Valle-Inclán. En 1908 conoce a Ramón Gómez de la Serna, y comienzan un romance a pesar de sus 20 años de diferencia. Ella sostuvo económicamente al que consideraba una joven promesa literaria, enseñándole la disciplina de la creación literaria.
Prueba una vez más de su carácter pionero, Carmen de Burgos se convertiría en la primera mujer española en ejercer como corresponsal de guerra, en 1919, durante la guerra de Marruecos y los últimos meses de la Primera Guerra Mundial. En esos años viaja junto a Ramón Gómez de la Serna a países en guerra para recoger testimonios vivos sobre el desastre europeo. Pero no solo ejercía como corresponsal, sino que también escribía simultáneamente novelas que destacan por el realismo de sus descripciones. Sin embargo, su escritura no era suficiente para pagar sus viajes, por lo que ejerce también como traductora de algunas obras y las da a conocer en España.
Una referencia feminista
Carmen de Burgos introduce en la literatura un pensamiento moderno, liberal y con tintes europeístas, por edad y por inquietudes: es la mujer de la Generación del 98, aunque su nombre no acostumbre mencionarse en las historias de la literatura de este periodo.
La escritora pasa largas estancias en Portugal y será ahí donde conoce a Ana de Castro Osorio, fundadora de la Liga de Mujeres Portuguesas, una figura determinante en la consolidación de su doctrina feminista. Así, en 1920 funda la Cruzada de Mujeres Españolas, siendo pionera en reclamar el voto para la mujer, un testigo que recogería Clara Campoamor en la II República. En 1927 escribe La mujer moderna y sus derechos, un testimonio de la evolución de la mujer en España.
En 1929, se inspira en la historia de Francisca Cañadas, conocida por Paca la Coja, para escribir la novela Puñal de claveles, siendo la primera en llevar a la literatura el crimen de Níjar, algo que posteriormente haría Federico García Lorca en Bodas de sangre.
El 9 de octubre de 1931, 7 meses después de proclamarse la II República, Carmen muere en un acto público en el Círculo Radical Socialista. Se dicen que sus últimas palabras fueron: “Muero feliz, porque muero republicana".
Tras la Guerra Civil, la escritora almeriense ocupa junto a Voltaire, Rousseau y Zola el noveno puesto de la lista de escritores prohibidos por el franquismo, lo que hizo que, hasta tiempos bien recientes, su obra y su figura quedasen en buena medida en el olvido.
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