SEXO EN LA PEQUEÑA PANTALLA: ¿NOS REPRESENTA A LAS MUJERES?

SEXO EN LA PEQUEÑA PANTALLA: ¿NOS REPRESENTA A LAS MUJERES?

Por Clementine Lips, escritora especializada en la erótica feminista. Escribe desde la perspectiva de las mujeres, centrándose en su placer y sus deseos, e intentando deconstruir la sexualidad patriarcal que se arraiga mucho más profundo que las meras prácticas sexuales de moda 

Sex Education. Outlander. Élite. Sexo/Vida. Sex!fy. Euphoria. Nola Darling. Valeria. ¿Qué tienen en común estas series? No mucho, la verdad, salvo por la presencia del sexo en multitud de sus capítulos, incluso en todos en algunas de ellas. Algunas nos lo presentan entre risas, en otras es el final esperado a una tensión romántica a la antigua, y en otras nos hace sentir quizá sucias o  angustiadas, pero en todas lo hay, y bien explícito. Y, admitámoslo, el sexo en pantalla es a veces una de las razones principales por las que nos hemos tragado estas series.

Y quizá te preguntes, y eso, ¿qué tiene de malo? Pues nada, así de primeras. Porque si te comento que 365 Días trata sobre un secuestrador que manipula a una mujer hasta que se enamora de él, en principio no sabemos si puede tener un impacto netamente positivo o negativo. Al fin y al cabo, podría ser una serie sobre un secuestrador contada desde una perspectiva crítica (spoiler: no lo es). Es decir, en cualquier historia que se cuente, no solo importa la historia, sino también la intención.

Para entender cómo las series nos pueden estar influenciando debemos adentrarnos en esa intención, que se construye obviamente con el guion, pero también con la expresión corporal, los actores y actrices elegidos para cada papel, los cortes de escena o el atrezzo. En otras palabras, lo que se muestra en pantalla es importante, pero el cómo también lo es. La estética, las expresiones de las actrices, los detalles de la acción… son igual de relevantes.

Venimos de una sociedad muy conservadora: la tradición, la religión y la dictadura han dejado cicatrices que son difíciles de borrar. Aunque algo está cambiando, la doble moral sexual sigue imperando, y hay muchas ideas retrógradas y falsas sobre la sexualidad femenina que siguen siendo populares. Por eso entiendo que cuando se muestra sexo con mujeres como protagonistas en las series lo consideremos ya una victoria. Recordemos que venimos de las romcom de los 90, en las que lo máximo que verías sería un beso, un fundido a negro, y unas sábanas que tapaban lo justo al día siguiente. Venimos de la vergüenza y del tabú. Pero, como he dicho antes, no se trata solo de mostrar algo en la pantalla, sino que cómo se muestra es igual de importante, y para las mujeres entender la representación de nuestra sexualidad, aun controvertida, es fundamental para saber qué ideas se nos están vendiendo sobre ella, sobre nosotras. Es hora de plantearnos no solo que el sexo debe estar en pantalla como parte natural de la vida y pilar de la trama (¡cuando corresponda, no todo el rato, por favor!), sino cómo queremos que ese sexo esté.

 

Un sexo genitalizado y coitocéntrico

Podemos creer que mostrar sexo en la pantalla es por si solo transgresor y en cierto sentido lo es, pero también debemos recordar que, en realidad, el entretenimiento explícito lleva existiendo mucho tiempo. La diferencia es que ahora está presente en el contenido dirigido a mujeres, y no solo en el que está dirigido a hombres. Y ya que nosotras lo estamos consumiendo, nos invito a observar lo que por tanto tiempo los hombres nos han ocultado. Porque no nos engañemos, lo que vemos por el momento en la pantalla es la idea masculinizada del sexo (sí, hasta en las series creadas por mujeres). Es de la que partimos porque durante centenares de años a nosotras no se nos ha dejado hablar del tema y solo ellos han decidido lo que está bien o es normal en sus prácticas. Pero no es necesariamente con la que nos tenemos que quedar. Ahora que estamos viendo lo que se nos ofrece, podemos exigir un cambio, y creo, de hecho, que debemos hacerlo.

Pensemos en qué sexo aparece en las series. En la gran mayoría de las que he visto se trata de algo muy genitalizado (aunque ahora se incluyan, al fin, cunnilingus además de felaciones) y aun coitocéntrico, incluso en las producciones que se venden como feministas o más conscientes. Muchas veces se trata también de un sexo mecánico y brusco por defecto, entremezclado con emociones negativas como dependencia, confusión, hastío, necesidad de validación o venganza. Una de las cosas que más me llama la atención, y que creo que demuestra que seguimos mirando el sexo desde la mirada masculina, es que en las series durante la penetración no he visto a ninguna mujer tocarse el clítoris, ni pedirle a su pareja que se le toque. Muchas de nosotras sabemos que es improbable llegar al orgasmo simplemente con la penetración, y sin embargo, ahí tenemos a tantas actrices gimiendo como locas y llegando en pantalla solo con eso. Y mientras tanto, muchas mujeres avergonzadas y hombres confusos porque ellas necesitan acariciarse mientras practican la penetración.

En definitiva, el sexo que se representa sigue siendo el sexo que han ideado los hombres y no es el sexo al que nos llevaría una educación sexual de calidad. La apertura sexual es genial, y me alegro de que al menos podamos hablar del sexo que hay en la pantalla. Pero creo que es hora de que demos el siguiente paso: ahora que las mujeres ya vemos la sexualidad en pantalla, ¿es esta realmente la que queremos ver?

Esto es solo una introducción al libro A volantazos: sexualidad femenina en las series, el nuevo lanzamiento de Clementine Lips que se encuentra ahora en campaña para recaudar los fondos para hacerlo realidad. Si te interesa el tema de cómo se representa la sexualidad femenina en las series contemporáneas, puedes apoyar su edición en este enlace.

 

Si las mujeres se encuentran en muchos casos representadas de manera estereotipada en las producciones audiovisuales, cuando son lesbianas, su invisibilidad aumenta hasta hacerlas casi invisibles: https://perifericas.es/blogs/blog/ser-lesbiana-de-pelicula-que-sucede-cuando-no-existes

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