Por Ana Verena N. de Menezes, doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas de Igualdad e investigadora en redes de apoyo de mujeres online.
En la década de 1990, cuando Internet empezó a ser un medio accesible para amplias capas de la población, muchas teóricas de los estudios de género imaginaban que se convertiría en una herramienta para la liberación de las mujeres. Con el paso del tiempo, a pesar de los innumerables avances en las comunicaciones, desafortunadamente el ciberespacio ha reproducido los conflictos existentes fuera de él, conduciendo a innumerables situaciones de acoso.
El problema de la violencia de género en las redes sociales
El advenimiento de las redes sociales y los dispositivos electrónicos y móviles fomentó otras maneras de violencia y abuso psicológico hacia las mujeres, que en realidad son una continuación de la violencia offline, capaces de producir daños con la velocidad de un click a través de una red de impacto global que favorece el anonimato de los criminales. Es el llamado Cyberbullying o Ciberacoso: el uso de la tecnología de la información para dañar o agredir a una persona. La violencia puede producirse a través de comentarios inapropiados en redes sociales, e-mails, mensajes de texto o mensajes online; amenazas de violencia física o sexual; chantaje; divulgación de datos personales o noticias falsas; discurso de odio, insultos basados en la identidad (género) u orientación sexual. El ciberacoso es un crimen que afecta principalmente a las mujeres y jóvenes. Se calcula que un 18% de las niñas ya fueron víctimas de algún tipo de ciberacoso antes de completar 15 años.
Formas de violencia de género online
Es fundamental conocer e identificar estos tipos de violencia con el fin de combatir y concienciar a la población acerca de ellos. Gran parte de los términos de los crímenes online están en inglés por ser la lengua más utilizada en las redes y por ser un campo penal relativamente nuevo. Aunque hay otros numerosos tipos de abusos virtuales hacia las mujeres, como el flaming, aquí nos centraremos en los siguientes: Cyberstalking. Es la persecución y/o amenaza repetitiva hacia una persona a través de Internet y medios electrónicos, que puede derivar en una persecución real. El Stalker, o perseguidor, puede ser una persona conocida de la víctima o no. Desafortunadamente, algunas mujeres ilusionadas con el mito del amor romántico fueron socializadas para pensar que ser controladas, perder su privacidad o tener su vida monitoreada por el GPS es una especie de prueba de amor. Muchas no perciben que están siendo víctimas de violencia de género. Teniendo en cuenta esa realidad, las órdenes de alejamiento en procesos de violencia de género ya incluyen la disposición de que el agresor debe mantenerse lejos de las victima tanto en las calles como en los medios de comunicación, incluyendo el contacto vía móvil. Doxing. La palabra doxing es un neologismo a partir de la abreviación “Docs”, de “Documentos”. En ese tipo de crimen online el agresor publica o transmite datos personales o identificables de la persona. Estos datos pueden ser el nombre completo, el número de la seguridad social, contacto personal, la dirección del trabajo o de su domicilio y en algunos casos hasta se comparten datos de amigos y familiares próximos a la víctima. Los datos son adquiridos a través de sus páginas de redes sociales, banco de datos online, hacking etc. con el objetivo de practicar extorsión, constreñir o intimidar a la víctima. Revenge Porn (Porno Vengativo). Se trata del crimen ejercido a través de la exposición pública de imágenes, fotos o videos íntimos de terceros de manera no consensuada (aunque las imágenes sí se hayan tomado con el consentimiento de la víctima). Normalmente el agresor es una pareja o ex-pareja que divulga aspectos íntimos para vengarse tras el fin de la relación sentimental. Las imágenes también pueden ser obtenidas por el hackeo o invasión de cuentas de la víctima. La violencia sexual en los medios digitales tiene graves consecuencias en una sociedad que reprime la sexualidad femenina. Ese tipo de exposición causa daños psicológicos y morales de extensión incalculable: son frecuentes los casos de suicidios de mujeres y niñas después de pasar por ese tipo de violencia. Sextortion (Sextorsión). Se utilizan imágenes íntimas (vídeos o fotos) para chantajear a una persona, amenazando difundirlas si no se obtiene alguna contrapartida (dinero, favores sexuales, ventajas profesionales etc.). Slutshamming (Tildar de Prostituta). Es la práctica de criticar, culpabilizar y constreñir a mujeres y niñas por portarse una manera que algunos perciben como promiscua o fuera de los roles tradicionales de género. Las críticas pueden ser vertidas hacia una vestimenta considerada provocativa, el acto de tener sexo pre marital, casual o de forma no tradicional, ser madres solteras, la solicitud de acceso a métodos contraceptivos, etc. En los medios electrónicos ese tipo de violencia puede ocurrir a través de las redes sociales e incluso asociada al Revenge Porn.
¿Cómo promover la educación en igualdad en redes sociales?
De la misma manera que las redes sociales son mal utilizadas para la promoción de violencia podemos utilizarlas para promocionar la educación en igualdad y empoderar a mujeres y niñas. Combatir la cultura de la violación y las ideologías machistas offline y online está en la base de la lucha por la igualdad. Afortunadamente cualquier persona con acceso a estos medios tiene el poder de buscar conocimiento y actuar en sus redes sociales por derechos humanos.
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1 comentario
Me sirvió mucho este material; gracias.