¿QUÉ SON Y PARA QUÉ SIRVEN LAS UNIDADES DE IGUALDAD UNIVERSITARIAS?

¿QUÉ SON Y PARA QUÉ SIRVEN LAS UNIDADES DE IGUALDAD UNIVERSITARIAS?

Por Elena Vizcaya, Graduada en Psicología, Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesgo y Máster en Estudios de Género, Identidades y Ciudadanía. Ha trabajado para la universidad en proyectos de innovación y mejora docente con perspectiva de género

Si te interesa la cuestión del género en el ámbito de la educación superior, probablemente hayas oído hablar ya de las unidades de igualdad. Nacieron en el año 2007, coincidiendo con la entrada en vigor de la Ley Orgánica 3/2007 de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres y la Ley de Universidades. En la actualidad, son 50 las universidades públicas españolas que disponen de estas unidades, aglutinadas en la Red de Unidades de Igualdad de Género para la Excelencia Universitaria (RUIGEU). Pero, ¿sabes bien qué funciones cumplen estas entidades y los retos a los que se enfrentan en la actualidad?

Unas funciones muy amplias y diversas

Las unidades de igualdad nacen para velar por el cumplimiento de la legislación vigente en materia de igualdad entre mujeres y hombres en los ámbitos administrativos, laboral, docente e investigador de las universidades. La introducción de la perspectiva de género en la educación superior conlleva transformaciones que implican a la organización educativa, los contenidos curriculares, los recursos educativos y la formación del profesorado. Se trata de lograr, en definitiva, un enfoque integrado de género en la actividad universitaria. Al respecto, es fundamental introducir dicha perspectiva en publicaciones y materiales, analizar las competencias y contenidos de los grados y postgrados desde la óptica de género, visibilizar las aportaciones de las mujeres a la creación del conocimiento, impulsar cursos, encuentros y seminarios de formación… Las unidades de igualdad están formadas por las Comisiones de Igualdad, que suelen estar integradas por una directora/o de la Unidad de Igualdad (presidenta) y una Técnico/o de la Unidad de Igualdad (secretaria). Además, se incluye la secretaria/o General de la Universidad, la Defensora o el Defensor universitario, vocales del PDI, vocales del PAS (personal de administración y servicios), una vocal del alumnado, una vocal sindical y una vocal por cada órgano de representación de personal. La necesidad de este tipo de unidades es manifiesta si tenemos en cuenta investigaciones como la titulada Breaking the Silence in Spanish Universities, que en 2016 generó mucha controversia, al señalar entre sus conclusiones que el 62% de las estudiantes habían sufrido situaciones de violencia machista. De ese porcentaje, el 25% habían sufrido violencia por parte de sus profesores. Ese mismo año, un grupo de alumnas de la Universidad de Granada se manifestaban en el acto académico del 25 de noviembre pidiendo la participación de las estudiantes en la redacción del protocolo de actuación frente al acoso sexual y denunciaban casos de profesores que les habían acosado en las aulas. Dos años más tarde se realizó un estudio que mostraba un mapa de los casos de acoso sexual en las universidades españolas, siendo la Universidad de Granada, precisamente, una de las que registraba un mayor número, con un total de 65.  

 

El arduo camino de los planes de igualdad universitarios

Otro de los principales motores para la creación de las unidades fue le elaboración de los planes de igualdad de las distintas universidades. Sin embargo, no son muchas las que los han renovado, de modo que la mayoría se han estancado en los primeros documentos. Excepcionalmente, la Universidad Autónoma de Barcelona fue pionera y aprobó en 2006 su primer Plan de Acción para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, seguido por un Segundo Plan (2008-2010). La Universidad Politécnica de Valencia es otra de las pocas que ya cuenta con esta segunda edición (2017-2020). Sin embargo, solo 12 universidades cuentan actualmente con recursos humanos y económicos para desarrollar dichos planes, y únicamente 9 los evalúan regularmente, lo que parece mostrar cómo la igualdad es un tema menor para las universidades españolas. A menudo, los planes no especifican las personas responsables para la consecución de las medidas ni tampoco incluyen los presupuestos que los centros otorgan para el cumplimiento de estas, lo que parece mostrar una escasa voluntad institucional para que se lleven a cabo.

Muchos retos todavía pendientes

Las investigadoras de la Universidad pública Rovira i Virgili Inmaculada Pastor y Ana Acosta apuntan varios factores que puedan estar en el origen de esa escasa incidencia de las unidades de igualdad universitarias. Entre ellos, el bajo compromiso institucional, el escaso presupuesto para implementar sus acciones, la falta de bagaje académico y formación del personal y la mentalidad androcéntrica que aún predomina en la comunidad académica. El profesorado, en general, no recibe formación en género y en muchas ocasiones tampoco tiene tiempo suficiente para realizar las revisiones pertinentes de sus temarios, lo que ralentiza la implantación de las medidas de igualdad en la educación superior. Las unidades de igualdad no están suficientemente visibilizadas ni parecen todavía capacitadas como para incorporar un enfoque de género potente en el ámbito universitario. Queda, pues, mucho camino todavía por recorrer.  

En el Itinerario educativo encontrarás propuestas que permiten abordar la enseñanza desde un punto de vista de género.

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