¿QUÉ ES UN PLAN DE IGUALDAD Y QUÉ ASPECTOS DEBE INCLUIR?

¿QUÉ ES UN PLAN DE IGUALDAD Y QUÉ ASPECTOS DEBE INCLUIR?

Por Alicia G. Vadillo, pedagoga, orientadora laboral y docente. Ha centrado gran parte de su trayectoria laboral en el desarrollo de planes transversales de género y responsabilidad social corporativa

El Plan de Igualdad (en adelante, PI) es un documento en el que se contemplan un conjunto de objetivos, medidas y acciones, debidamente planificadas y con coherencia entre ellas, para la consecución de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, como un principio básico de la organización y como eje de los procedimientos de gestión de cualquier entidad. A partir de la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, y su posterior modificación por Real Decreto-ley 6/2019, de 1 de marzo, se ha producido una ampliación generalizada en la obligación de implantación de estos documentos en las empresas con más de 50 personas en plantilla -dentro de un periodo transitorio de tres años a contar desde el 7 de marzo de 2019- frente a las de más de doscientas cincuenta fijada con anterioridad. Por todo ello, resulta esencial entender qué son los Planes de Igualdad y en qué fases se divide su realización e implantación en cualquier empresa. En este artículo te damos varias claves al respecto.

Contenido que debe incluir

Para lograr los objetivos fijados los planes de igualdad deberán contemplar, entre otras, las materias de acceso al empleo, de clasificación profesional, de promoción y formación, de retribuciones y de ordenación del tiempo de trabajo para favorecer la conciliación laboral, personal y familiar, así como cuestiones de prevención del acoso sexual y del acoso por razón de sexo. El PI ha de ser estratégico, al incluir una metodología que implique cambios estructurales en la empresa, pero también práctico y realista, estableciendo claramente qué personas llevarán a cabo sus acciones y qué indicadores marcarán su seguimiento y evaluación. Además, será transversal y participativo, haciendo partícipes a todos los departamentos de la empresa, tanto directivos como de trabajadores. Ningún PI debe plantearse como estático: al contrario, tiene que ser un proceso de mejora continua, que tenga en cuenta las posibilidades de desarrollo de las diferentes acciones e incorpore a su vez actuaciones que puedan facilitar los avances y los cambios.

Fases fundamentales

Podemos hablar de un “proceso de las 6 i”, pues todas las fases para elaborar un PI empiezan por dicha letra:
  1. Iniciativa. Debe existir un compromiso por parte de la empresa, que ha de buscar cumplir con los objetivos respecto a la igualdad de oportunidades en todo su funcionamiento. En esta fase se concretarán los objetivos y el grado de compromiso de la empresa con tal igualdad
  2. Investigación y diagnóstico. Nos permitirá observar, más fácilmente, que áreas de la organización de la empresa son susceptibles de ser mejoradas. Una de las partes que condicionará el resultado total del Plan de Igualdad será la recogida de datos. Deberá hacerse tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, pues si no contamos con datos correctos o existe una insuficiencia de los mismos, será inviable realizar un buen diagnóstico. Esta recogida de datos culminará con un análisis y elaboración del posterior informe, en el que se recogerán todos los aspectos que conviene mejorar, los procedimientos para mejorarlos y los objetivos a conseguir.
  3. Identificación. Una vez realizado el diagnóstico, el siguiente paso es fijar los objetivos e identificar el abanico de acciones que pueden implementarse. Después de la evaluación llevada a cabo durante el diagnóstico, y teniendo en cuenta los resultados obtenidos, se diseñará un borrador del Plan de Igualdad, con las acciones a llevar acabo para lograr los objetivos planteados y la sistematización del seguimiento de las acciones, así como su evaluación
  4. Implantación. La implantación consistirá en llevar a la práctica las medidas que conforman el PI, es decir, la ejecución efectiva de las acciones definidas.
  5. Indicadores. Deberemos analizar toda una serie de indicadores previamente definidos para obtener los resultados acerca de la consecución o avance en los objetivos propuestos.
  6. Innovación y evaluación. Como ya se indicó anteriormente, el PI no debe ser algo puntual, sino sostenido en el tiempo, hasta que exista una igualdad efectiva y real dentro de la empresa. Tampoco debe ser un proceso con principio y fin, sino centrado en los objetivos y en mejorar las acciones llevadas a cabo para conseguirlos.

  Implementando un PI, las empresas manifiestan su compromiso con una sociedad más justa, al tiempo que garantizan el bienestar de sus trabajadoras y trabajadores.  

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