MUJERES QUE NO DESEAN SER MADRES

MUJERES QUE NO DESEAN SER MADRES

Por María Amparo Goas, graduada en Trabajo Social y Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas y con un curso de Género y Sexualidad con la British Columbia University

La socialización que recibimos las mujeres se encuentra muy orientada a los cuidados, ya que desde pequeñas se nos predispone para casarnos, tener hijos y encargarnos de las tareas del hogar. Hasta los juegos y el ocio del que disfrutamos se encargan de recordarnos que nuestra principal función en la vida es tener hijos o hijas y cuidar del hogar, con temáticas como el cuidado de muñecos que simulan bebés o los juegos de cocina.

El hecho de que nos socialicemos con los mitos del amor romántico y el mito del amor maternal, promueve que las mujeres integremos en el imaginario que debemos compartir nuestra vida con una persona que nos complemente y reproducirnos. De esta forma, la maternidad se conforma como una obligación en el imaginario femenino.

Si la maternidad se extiende como obligación en vez de como una decisión personal, convertimos la reproducción en un mero trámite, considerando que tras iniciar una vida estable en pareja el siguiente paso lógico es tener un bebé.

La vida en pareja puede ser plena y satisfactoria sin la presencia de menores; las familias pueden conformarse de muchas maneras, alejándose, o no, del canon cisheterosexual. Por tanto, no se puede entender que, en una sociedad en la que existe dicha variedad de núcleos familiares, se siga imponiendo a las mujeres la maternidad como forma de autorrealización personal.

La maternidad puede ser un proceso difícil, con incertidumbres y cambios en la vida de las madres. Es por esto que debe ser deseada, ya que quién más sufre las consecuencias de maternidades no deseadas son los y las menores.

Existen muchas razones para no desear la maternidad. Sin embargo, las mujeres que libremente deciden no ser madres son cuestionadas por su decisión. Muchas son tachadas de egoístas o se despliegan toda una serie de actitudes paternalistas hacia ellas que buscan deslegitimar la decisión que han tomado.

Hay mujeres que se realizan a través de su trabajo, viajando por el mundo, compartiendo tiempo con sus amistades... Cada mujer es única y tiene unas aspiraciones y metas diferentes en la vida, así que, ¿por qué imponer a todas un modelo que solo les funciona bien a algunas?

 

El mito del instinto maternal

El mito del instinto maternal se asienta como modelo social obligatorio que todas las mujeres debemos cumplir por el mero hecho de ser mujeres. De esta forma, se castiga socialmente a aquellas que se alejan de las representaciones de los roles de género que se les han asignado.

El modelo de la maternidad, apoyado en la idea de que se asienta sobre un instinto primario, naturaliza las conductas femeninas deseables desde una socialización temprana, en la que se pretende que todas se identifiquen con su rol materno “obligatorio”.

Al presuponer que las mujeres nacemos con un amor maternal innato, somos valoradas en base a nuestra capacidad reproductiva, ya que la maternidad es el destino por excelencia al que todas debemos optar (y se ejerce una fuerte presión social para compartir esa creencia). Sin embargo, ¿existe realmente un instinto maternal innato?

Lo cierto es que esta creencia se puede cuestionar antropológicamente mediante la diversidad cultural que existe en ciertas partes del mundo en donde la maternidad es vista como una carga, lo que demuestra que existen diferencias en las concreciones acerca del amor maternal.

Por otro lado, el mito del instinto maternal también puede ser cuestionado haciendo una revisión histórica y comprobando que existieron mujeres que se negaban a comer para evitar la concepción o aquellas que iniciaban una vida monástica para evitar el matrimonio y la maternidad, sin olvidar ejemplos de abandono de menores no deseados o la crianza de estos y estas con nodrizas.

No es hasta el siglo XIX cuando se empiezan a poner en valor los cuidados maternales, normalizando el rol femenino de cuidados, y continuando este rol en el siglo XX, en el cual se implanta en el imaginario social la maternidad como condicionante de la existencia femenina.

La maternidad ha sido una cuestión especialmente polémica y debatida en el feminismo de los últimos años: https://perifericas.es/blogs/blog/que-la-m-de-madre-no-borre-la-m-de-mujer-hacia-una-maternidad-feminista

 

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