Por Noelia Aranda, Graduada en Criminología, Máster en Intervención en Violencia contra las Mujeres y estudiante del Máster en Intervención Criminológica y Victimológica
La criminología y las teorías criminológicas ignoraron e invisibilizaron a las mujeres como sujetos de investigación (tanto como víctimas como en su rol de agresoras) y además, también como investigadoras criminológicas. La criminología, como muchas ciencias, ha sido androcentrista, es decir, ha investigado a los hombres y luego ha generalizado, empleando teorías de criminalidad masculina para explicar la femenina y recurriendo a numerosos roles y estereotipos de género en sus postulados. Por ello, durante la segunda ola de feminismo, las criminólogas de la época empezaron a rebelarse e intentaron, por un lado, contrarrestar la idea de que las mujeres tenían menor riesgo de ser víctimas de la violencia que los hombres y por otro, desmitificar los estereotipos sexistas que definían a las mujeres como seres inferiores, víctimas de desajustes hormonales y pasivos. Es así como nace la criminología feminista.
¿A qué áreas atiende la criminología feminista?
La criminología feminista abarca muchas áreas distintas. Sin embargo, hay cinco a las que ha prestado especial atención: 1. Estudio de mujeres o jóvenes delincuentes: estas investigaciones se centran en la tipología delictiva de las mujeres y las jóvenes, los arrestos, las sentencias y las causas de su delincuencia. 2. El tratamiento del sistema de justicia: investiga el trato que tienen los sistemas de justicia e institucionales hacia las mujeres y adolescentes, bien siendo más duros con ellas que con sus pares masculinos, ya que se considera que se salen de la moralidad, bien siendo más blandos porque las ven como débiles y sin capacidad de decisión (paternalismo). 3. Bandas juveniles/Pandillas callejeras: hay muy pocas agrupaciones formadas solo por mujeres y las mixtas tienen escasas integrantes, y en la mayoría de los casos con posiciones inferiores a las de ellos. En los países donde hay bandas femeninas, se comportan de forma violenta e intimidatoria para así poder desenvolverse en las pandillas, contra otras y en los barrios. Además, en muchos casos son víctimas de abusos y agresiones sexuales por parte de los varones de su misma pandilla. 4. Violencia en la pareja: otro ámbito de estudio muy desarrollado por las criminólogas feministas es la violencia en la pareja, sus causas, su perpetuación y la dinámica relacional. 5. Medios de comunicación: los medios de comunicación analizan y divulgan de forma distinta los delitos cometidos por hombres que los cometidos por mujeres, contribuyendo en muchas ocasiones a la perpetuación de estereotipos falsos sobre sus características delictivas.
Algunos nombres claves
En la historia de la criminología feminista hay algunos nombres que marcaron hitos en la evolución de esta disciplina. Dos obras fundamentales en sus orígenes fueron Sisters in Crime, de Freda Adler (1975) y Women and Crime, de R.J. Simon(1975). Ambas afirmaban que la delincuencia femenina iba a aumentar hasta equiparse a la masculina porque cada vez las mujeres tenían más oportunidades para delinquir. Sin embargo, ambas obviaron el estudio de las relaciones de poder y del patriarcado en sus investigaciones, por lo que sus libros quedaron obsoletos para la siguiente generación de criminólogas. Esa siguiente generación se centró en el patriarcado. En los 90 se publicaron dos libros fundamentales en esta línea. Por un lado, Carol Smart sacó a la luz Women, Crime and Criminology. Defiende que la criminología debe entenderse desde el pluralismo y la diversidad, es decir, que hay muchas formas de entender la criminología y de estudiar el delito. La otra autora de relevancia en esta década fue Maureen Cain, la precursora del término “Criminología Transgresora”, cuyas bases fueron descritas en su libro Towards transgression: new directions in feminist criminology. Para Maureen se debe empezar una nueva criminología, obviando los estudios tradicionales, e investigar desde la construcción social del género y de las experiencias femeninas. Afirma que se podrá hacer desde tres estrategias: la reflexividad, la deconstrucción y la reconstrucción de los estudios tradicionales. Actualmente, la criminología feminista trata de erradicar el mito de la mujer violenta/delincuente como “anormal” o “rara”, y se propone estudiar este fenómeno desde una perspectiva de género. El objetivo es conseguir que la violencia ejercida por las mujeres se vea como algo normal y no como casos aislados. El debate actual se encuentra aquí, en crear una nueva criminología que no parta de las teorías ya establecidas. Hay un largo camino por delante, pues los estudios relacionados con la criminalidad femenina, sus factores de riesgo y protección y las investigaciones relacionadas con la prevención e intervención con mujeres delincuentes siguen siendo casi nulos. En sentido positivo, sí se han empezado a desarrollar estudios acerca de la presencia de las mujeres en delitos tradicionalmente masculinos como las organizaciones criminales, las bandas callejeras o los asesinatos en serie.
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1 comentario
MUY BUENO Y EXPLICATIVO EL TEMA PLANTEADO