Por María Camacho Gavilán, graduada en Pedagogía y estudiante del Máster en Igualdad y políticas de Género de la Universidad de Valencia
Hoy nos adentramos en esta obra, escrita por una de las profesoras de PeriFéricas, Sara Casamayor Mancisidor, Doctora en Historia por la Universidad de Salamanca, especialista en historia de las mujeres y de las Relaciones de Género, y específicamente en la historia de la Roma antigua.
Su libro está fundamentado en la Arqueología de Género, el estudio que se encarga de estudiar y analizar el registro arqueológico tratando de extraer, a través de la materialidad de las sociedades pasadas, información acerca de cómo eran en ellas las relaciones entre hombres y mujeres. El objetivo principal de la obra, partiendo de esta perspectiva, es mostrar las distintas divisiones del ciclo vital de la Roma antigua, corroborando cómo estas estaban condicionadas por el género. Se aborda, particularmente, la vejez en el periodo cronológico que va de los siglos VIII a.C. al VII d.C., desde cuatro dimensiones propuestas para el estudio del ciclo vital: cronológica, física, psicológica y social (cuerpos, roles y sentimientos).
Las sociedades humanas tienden a dividir el ciclo vital en varias etapas según criterios culturales concretos. En la antigua Roma, al igual que en las sociedades occidentales actuales, la etapa que precede a la muerte del sujeto, parte de la edad adulta pero al mismo tiempo distinta a esta, era la vejez. La ancianidad ha sido tradicionalmente silenciada en los trabajos historiográficos sobre la Antigüedad, que han tenido como protagonista al hombre adulto, especialmente el perteneciente a la élite social. Esta obra pretende romper con este androcentrismo histórico y se centra en el estudio de los diversos estereotipos de mujeres romanas en la vejez, llamadas por esta civilización vetulae. Sara Casamayor pretende visibilizar la importancia de las vetulae como un esencial sujeto histórico en la antigua Roma, como creadoras de una identidad común.
Con esta lectura nos acercamos a las vetulae desde diversos ángulos: como entes individuales, como parte de un grupo concreto, el de las mujeres ancianas en Roma, y como parte de la sociedad romana en su sentido más amplio. A través de estas páginas entendemos cómo la vejez femenina fue vivida en la antigua Roma de modos muy diversos, dependientes de la situación personal de cada mujer, pero también de tres condicionantes sociales: género, edad y clase.
La marginalidad y el empoderamiento de las ancianas romanas
Podríamos dividir la obra en varias secciones:
Una primera parte introductoria, que nos ayuda a entender cómo se ha vivido y considerado la vejez en las sociedades a lo largo de la literatura y el arte, como categoría social y etapa vital. También estos epígrafes nos ayudan a entender el género como categoría social, la distinción entre el ciclo vital femenino y el masculino y diversos aspectos curiosos, la edad a la que se consideraba que una persona entraba en la época de la vejez.
En la segunda parte, la autora analiza cómo se concebía las vetulae desde tres dimensiones: Cuerpo, haciendo referencia a las diferencias entre el ciclo vital femenino y el masculino, a las características médicas y visuales del cuerpo envejecido y a la sexualidad de las vetulae (aspectos físicos, sexuación, representación en el arte y literatura); Valores y estereotipos, haciendo referencia a los roles que una vetula podía ocupar en la familia romana, a la convivencia con ella, a los diferentes papeles que las vetulae desempeñaron en la economía de su época, su sexualidad y los diversos estereotipos de vetula: anus ebria, bruja, lena (proxeneta), contadora de historias, mujer bondadosa... En conclusión, en este apartado se presentan los estereotipos de vejez femenina de la época romana y cómo estos se relacionan entre sí creando la figura de la anciana sabia, revestida de autoridad pero al mismo tiempo peligrosa por su relación con la magia y los ambientes marginales y eminentemente femeninos en los que actúa. La tercera dimensión se centra en las emociones en la vejez, mostrando cómo se sentían las romanas en esa parte de su ciclo vital.
En la última y tercera sección del libro se abordan las conclusiones finales, bibliografía (clásica y actual) y anexos. En ellos se muestran las tablas de las figuras de la literatura a las que se hace referencia a lo largo del texto, y que ayudan comprender el aspecto cronológico en el que se basa la obra. Además, en estos anexos se mencionan las diferentes afecciones y patologías asociadas a la menopausia y a la vejez en Roma y aparecen recogidas todas las vetulae mencionadas en las páginas anteriores.
Resulta especialmente interesante dentro de la obra descubrir los mecanismos empleados para la marginación de las ancianas, fundamentalmente ligados a su vivencia sexual, al no poder cumplir con su papel de reproductoras. El ensayo también es muy relevante para confirmar que siempre han existido mujeres que han desobedecido lo establecido y han ido a contracorriente de los estereotipos y la normatividad social, pese a ser criticadas y rechazadas.
En resumen, se trata de una lectura que nos puede ayudar a entender mejor la historia de las mujeres, realizando un análisis crítico que nos permite extraer la conclusión de que, tanto en la Antigüedad como en la actualidad, no es lo mismo envejecer siendo mujer que siendo hombre, siendo rica, pobre, libre, esclava, independiente o dependiente.
Hacer una historia de género es fundamental para redescubrir figuras como las que hemos abordado en este post: https://perifericas.es/blogs/blog/como-hacer-una-historia-de-genero