FEMINISMO Y ANTIESPECISMO: TEJIENDO ALIANZAS ENTRE LAS LUCHAS

FEMINISMO Y ANTIESPECISMO: TEJIENDO ALIANZAS ENTRE LAS LUCHAS

Por Esperanza García Casado, Máster en Estudios de Género, Identidades y Ciudadanía, Formadora de Formadoras/es en Igualdad de Género y Experta en intervención sociocomunitaria.

¿Cómo se relacionan feminismo y antiespecismo? ¿Cuál es el vínculo entre ambas corrientes? A dilucidarlo dedicaremos el artículo de hoy.    

¿Qué es el antiespecismo?

El antiespecismo es un término aún desconocido para una gran parte de la población, pero no por ello nuevo, ya que como indica Liliana Felipe, es “una palabra nueva para una injusticia muy vieja”. Se refiere a la lucha por los derechos de los animales no humanos, sí, has leído bien: sobre los animales se ejerce violencia, tanto simbólica como material. El veganismo, una palabra un poco más conocida, sería, por decirlo de algún modo, llevar esta lucha social a la práctica. En resumen, se trata de abogar por un movimiento de cultura de paz que incluye la ética animal y que se manifiesta en contra de cualquier tipo de maltrato animal, hablamos de luchar contra la explotación animal, como parte de la opresión de carácter sistemático y estructural. ¿No suena esto parecido al feminismo?  

 

Antiespecismo y feminismo

El movimiento feminista tiene una tradición más o menos larga que aboga por los derechos de los animales, y es en la actualidad, cuando comenzamos a rescatar la Herstory, cuando encontramos una gran oportunidad para recoger y difundir algunos ejemplos de ello, como el de las sufragistas inglesas, a las que podemos tomar como las pioneras de un feminismo antiespecista blanco. Entre feminismo y antiespecismo, tomando el título de este artículo, interseccionan las luchas, pero no las opresiones, puesto que el especismo es el sistema de opresión que ejercen, de forma unidireccional, las personas humanas (animales mamíferos) hacia el resto de las y os animales (no humanos). Ser parte del movimiento antiespecista es una postura política (porque lo personal, como bien sabemos y nos recuerda la feminista antiespecista Catia Faria, es siempre político), pero no es un eje de opresión que nos atraviese a las personas veganas, que seguimos estando en el grupo dominante, el grupo humano.    

Argumentos a favor del antiespecismo

>El antiespecismo va más allá de tener, o mejor dicho, mantener a los animales vivos. Es un discurso que apela al respeto hacia ellos, por el simple hecho de ser, respetando así los intereses de los animales, por lo que rompe con el bienestarismo o animalismo, que a grandes rasgos, lo que busca es la reducción del daño mientras viven y/o sufrimiento en casos de darles muerte, a lo que siempre se busca una justificación y se refuerza de igual modo el carnismo, según la teoría de las 3 Ns: natural, necesario y normal. Analizado desde la perspectiva de derechos de animales (animals rights), el bienestarismo es una defensa de los animales parcial y, a menudo, utilitarista, puesto que no se trata más que del mantenimiento de una cultura especista, basada en la explotación y que beneficia a la población humana. Como ya nos muestra Carol J. Adams, en su conocido The sexual politics of meat, el referente ausente nos hace ver alimentación, vestimenta o cualquier producto en lo que es parte de un/a animal que dejó de estar viva/o. Dada la interconexión de las opresiones como un engranaje mantenedor de un Sistema, (así, en mayúsculas), urge la interseccionalidad de luchas, un feminismo comprometido y (auto)crítico. Repensar/nos como sujetos y politizar nuestra cotidianidad es algo que se aprende en el feminismo, por lo que pensar en el feminismo antiespecista no debiera sonar raro. Se trata de postularnos hacia una igualdad animal y humana, recuperar nuestra animalidad. Los cambios de paradigmas, la reformulación de nuestros propios sistemas de creencias, ampliar nuestros marcos de referencia y entender que la opresión no se vive ni se manifiesta de una manera única, al igual que no hay sujetos únicos oprimidos, no debiera sonar como un planteamiento raro ni divisiorio, sino como un resultado natural de los propios avances feministas que proceden en su origen de cuestionarlo todo (o, al menos, en la teoría). Debemos despatriarcalizarnos desde el reclamo de los afectos, la visibilización por las tareas de cuidados que permiten la sostenibilidad de la vida, cuestionando así el Desarrollismo y la tiranía del capital. Hemos de buscar relaciones sin jerarquización que rompan un status quo binarista entre opresor-oprimida/e, dándonos espacios a las vivencias, a la escucha y a creernos, porque estamos en sociedades en la que lo cuantitativo, la razón o el rigor no suponen más que la validación externa de nuestras experiencias por el discurso dominante. Así pues, plantearnos habitar nuestros espacios desde el respeto a otras especies, no suena un plan tan descabellado.

El Ecofeminismo es otra corriente esencial para vincular a las mujeres con la naturaleza de modo respetuoso y empoderador: https://perifericas.es/blogs/blog/ecofeminismo-para-que
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