Por María Amparo Goas, estudiante de Trabajo Social y Criminología en la Universidad Pontificia de Comillas y con un curso de Género y Sexualidad con la British Columbia University
Uno de los discursos más repetidos para desacreditar al movimiento feminista, que busca una protección legal específica para aspectos que afectan a las mujeres de forma diferencial, es afirmar que bajo su "paraguas" se presentan denuncias falsas para obtener los beneficios derivados de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Las denuncias falsas se pueden dar en todas las tipologías delictiva. Sin embargo, parece que a nivel social existe una mayor supervisión hacia el comportamiento femenino desviado, lo que pone en el foco del debate sociopolítico la problemática de las denuncias falsas en temáticas relacionadas con la aplicación de la perspectiva de género.
Cuando a un colectivo se le reconoce legalmente una protección especial derivada de la situación jerárquica y social diferencial, existe una mayor supervisión acerca del comportamiento de la población respecto al uso de la discriminación positiva reconocida en el marco normativo, en especial desde ciertos sectores ideológicos que no reconocen que exista dicha situación social diferencial.
Es por esto que las denuncias falsas son el argumento estrella para desacreditar, en términos generales, el movimiento feminista. Por ende, dichas denuncias falsas respecto a temas de género no solo son reprobables a nivel legal, sino que constituyen una lacra a nivel social por la criminalización de los avances legales en materia de igualdad de género.
De esta forma, cualquier persona que se aproveche de los mecanismos legales de protección a colectivos vulnerables para obtener su propio beneficio demuestra una total falta de empatía hacia las problemáticas sufridas por esta parte de la población, que posee un acceso diferencial a ciertos recursos sociales.
¿Sustentan las cifras el discurso de las denuncias falsas?
El hecho de que las denuncias falsas sean utilizadas como excusa para criminalizar un movimiento basado en la igualdad entre sexos demuestra que cualquier argumento es considerado válido para desacreditar movimientos sociales que buscan desafiar el sistema de jerarquía patriarcal establecido.
El argumento de que el feminismo ha fomentado la aparición de denuncias falsas y que estas constituyen un peligro para los hombres se asienta sobre la base de la desinformación (reproducción de discursos que esparcen bulos o información sesgada) y el sesgo de confirmación (la tendencia de la población a creer aquello que confirma sus creencias previas).
De esta forma, se distribuye a la población, desde ciertos sectores ideológicos, información que pone de manifiesto un total desconocimiento acerca del proceso penal, equiparando las denuncias archivadas y los sobreseimientos de causas penales con las denuncias falsas. Esto genera que los datos que se difunden no tengan ninguna fundamentación estadística legal.
Igual que las estadísticas de delitos recogen las denuncias diferenciadas en base a si existe sentencia firme que demuestre la comisión delictiva o no, las denuncias falsas deben ser recogidas estadísticamente en base a si existe sentencia condenatoria, pues de otra forma se fomenta la desinformación como forma directa de manipular a la población que recibe el discurso.
Se entiende, a nivel legal, que concurre un delito de denuncia falsa cuando existen indicios de que el hecho delictivo juzgado (el delito con carácter de género) es susceptible de falsedad. Esto se suele conocer como deducción de testimonio por denuncia falsa, y conlleva que se inicie una tramitación de la causa penal como causa a parte.
Según lo recogido por la Fiscalía General del Estado, en 2020 (datos de los tres primeros trimestres) se tramitaron un total de 16 deducciones de testimonio por denuncia falsa, siendo dos archivadas y otras dos sobreseídas provisionalmente (es decir, no se conoce si realmente se ha producido denuncia falsa). Por otro lado, en el mismo periodo se interponen, según los datos del Observatorio de Violencia de Género recogidos por la Fiscalía General del Estado, un total de 165.850 denuncias por delitos de violencia sobre la mujer.
Enfrentando los datos estadísticos se puede deducir, por tanto, que las denuncias falsas son una proporción ínfima que no reviste representatividad suficiente para criminalizar los avances sociales en materia de género.
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1 comentario
Por supuesto que hay denuncias falsas, y muchas más de las contabilizadas en ese famoso 0,01%
Existen muchos despachos de abogados especializados en la defensa de hombres falsamente denunciados, que evidentemente no podrían existir si hubiese tan poquísimos afectados…
Que la LIVG y la recien aprobada Ley de Solo Sí es Sí están diseñadas para proteger los derechos de la mujer, eso nadie lo discute. Que ambas leyes ponen a España a la vanguardia en derechos de la mujer, tampoco nadie lo discute, de hecho ambas leyes se han aprobado gracias a la voluntad de los millones de mujeres que han salido a las calles a exigirlas en las manifestaciones feministas, y eso menos aún nadie lo discute.
Pero que ambas leyes nos dejan desamparados a los hombres ante una denuncia falsa, eso nadie debería discutirlo.
Por supuesto, el número de mujeres protegidas por estas leyes es muchísimo mayor que el número de hombres al que desamparan, y entre proteger a muchísimas mujeres o desprotegerlas y proteger a muchos menos hombres, evidentemente todos estamos de acuerdo en proteger a muchas más mujeres.
Pero negar que hay denuncias falsas está generando un cada vez mayores sentimiento antifeminista